Y es que a veces las cosas más inesperadas suceden, no me refiero sólo a situaciones cursis y amoriles (sic) sino aquello que jamás pensabas hacer, el error que jamás esperaste cometer, etcétera. Estos días han sido de mucho ajetreo y reestructuración mental; antier fue un día especialmente malo, de esos que si dices “hoy fue un día pésimo” sabes que no estás exagerando, que pareciera que todas las fuerzas del cosmos se esforzaron en arruinarte la vida durante 24 horas. De esos días en que te despiertas siendo el parrayos emocional de la gente. Luego ayer un día cansadísimo, no sé qué me pasa que mis niveles de deuda de sueño han aumentado considerablemente, tanto que a veces me descubro cabeceando en Constitución y Gonzalitos en el tráfico de las 7 de la tarde. Preocupante, pero mi culpa a fin de cuentas.
No he escrito mucho, ni leído mucho, ni pensado mucho, etcétera. Hay muchas cosas ocurriendo a mi alrededor, y no puedo focalizarme, sólo me dejo llevar por la sensación envolvente. Algo pasa: he estado buscando discos viejos, aquellos de mis primeras fiestas darkis cuando me tocaba ser pinchadiscos y ponía lo que se me daba la gana. Justo estaba por hurgar en el fondo de mi colección cuando me llegó el regalo perfecto: el Dr. Said me regaló una de esas antologías must have de lo más clásico del rock gótico, el must play de toda fiesta gótica respetable. Que además viene con un lindo libro y en una simpatiquísima presentación/envoltura tipo corsé. La onda.
“Yo no lo sé de cierto, pero lo supongo, que una mujer y un hombre, algún día se quieren…”. Yo tampoco lo sé de cierto, Jaime. Pero también lo supongo.
Hoy fue un día pésimo. Supongo que siempre tiene que haber uno.
ay jaime… como que ya somos muchos los que no posteamos seguido, nos has contagiado =P
se van matando el uno al otro, yo estoy muy cansada, ni los viernes, ni los sábados ni el domingo santo me sirve para descansar, a veces quisiera irme a ningun lado y que nadie esperara nada de mi