Cuando me “quitan” una hora, es espantoso: tardo casi dos semanas en acoplarme al nuevo horario; se me quita el hambre, tengo ojeras, estoy cansada. Pero cuando me regresan esa hora, la sensación de “mira qué temprano hago ahora todo” dura cuando mucho dos o tres días. Qué cosas.
A todos les pasa… yo desde que me demostré a mi misma (por sexta vez consecutiva) de que odio el otro horario, pienso en que debe haber alguna manera en la que todo mundo proteste para nunca más tenerlo.