Le robaron los espejos al coche. Es difícil manejar sin utilizarlos cuando uno está tan acostumbrado a ellos, pero bueno. La impotencia, el coraje, el horror. Lo peor del caso es que los venden a media cuadra de mi trabajo, en ese redondísimo negocio donde también los roban. En peligro vaya y encuentre justo los míos.