with teeth

Un día todo está bien, al siguiente se me ocurre ir al dentista y todo resulta en caos muerte y destrucción. Primero que nada, ¿por qué todo tiene que sonar tan mal en el dentista? ¿Por qué todo es sonidos agudos y taladrantes (en mis dientes y en mis oídos), cosas punzocortantes que te acarician las piezas dentales (como un neverending teasing que aterroriza), y además el horror de no poder verlo?. El dentista es una cosas espantosa. Diría que el ginecólogo también, pero al menos la vergüenza no duele.
Como si no hubiera sido suficiente utilizar frenos durante dos años de mi vida, que me extirparan cuatro premolares (todavía recuerdo aquellos días en que la dentista hacía palanca con el pie sobre el asiento donde yo me encontraba, para jalar/torcer/arrancar mis premolares cuyo único pecado fue haber nacido grandes en una boca con poco espacio), ¡no! eso no es suficiente. Ahora deberán extirparme tres muelas del juicio, y asesinarme otra muela (o sea, hacerle endodoncia).
La verdad estoy escandalizada. Los dientes no deberían ser tan complicados, al menos no de manera tan inmediata. Yo me lavo bien los dientes, no tengo la culpa de que las muelas del juicio se rebelen y tampoco de tener dientes grandes. Y sobre todo, los tratamientos dentales no deberían ser tan caros, las piezas extraídas deberían poder venderse como… eh… no sé, algo se les debería de ocurrir, jaja.
El punto es: QUÉ MIEDO. Caos, muerte y destrucción dental.