trabajo

Todos buscamos el trabajo de nuestros sueños. Si bien eso de no mover un dedo y ganar muchísimo dinero es prácticamente un mito (a menos que seas un heredero, etc.), al menos podemos aspirar a tener un trabajo que nos guste y nos satisfaga.
A mí me gustaba mucho dar clases. De hecho era bastante buena, mis amigos me adoraban, y todavía me los encuentro en la calle y me reconocen. No sólo me reconocen, sino que me dicen “usted es la mejor maestra que he tenido”. Después de eso, no quepo en la calle, me siento orgullosísima. Me siento super orgullosa cuando me dicen “gracias a usted disfruto leer”.
Pero me estoy desviando del tema.
Hay algo maravilloso en tener un trabajo que te gusta. Parece a veces misión imposible, pero se logra. Y lograr tener un trabajo de esos es hermoso, es tener ganas de levantarse, es querer hacer las cosas sin que te las pidan, es hasta tener ganas de quedarte un poquito más, o no sentirte explotada si te tienes que quedar. Es que el tiempo pase, y tú lo disfrutes en su mayoría.
Pero -y siempre hay un pero- toda esta felicidad puede ser boicoteada cuando tienes un compañero (o varios) de trabajo que hacen que tu trabajo sea algo insoportable. Ya sea que lo tengas en el mismo cubículo, en la misma oficina, en la misma área, o peor, que lo tengas de jefe, estos cadillos en el zapato logran, a la larga, mermar tu enorme felicidad por ese trabajo tan maravilloso que tienes. Y es odioso. ¿No les pasa? ¿Se debe sólo a mi obsesividad, o realmente hay gente que puede hacer que detestes estar donde estás?. Es una pena, porque tú haces bien tu trabajo. Llegas a tiempo, cumples con tus pendientes. Pero esa persona hace mal las cosas, o no las hace en absoluto, y eso te afecta. Primero, porque a él (o ella) le pagan lo mismo que a ti, o más. Segundo, porque jode todo el buen trabajo que tú hiciste. Tercero, porque a él seguramente no le importa tanto como a ti, y eso significa, por supuesto, cero estrés y sonrisa amplia: la estoy cagando y me importa un cacahuate.
La cosa se pone peor cuando es tu jefe o jefa. O es de esos jefes que con nada los complaces, porque de antemano sabes que le caes mal o no te traga, o es de esos jefes estúpidos que se alzan el cuello con tu chamba o -peor-, es de esos jefes que ni cachan, ni pichan, ni dejan batear. Lo cierto es que somos otros quienes hacemos el trabajo sucio, y nunca tendremos el verdadero reconocimiento (si tenemos un mal jefe, claro).
Yo no sé por qué no podemos, simplemente, tener un lugar donde PODAMOS trabajar. Donde el avance de tu trabajo no dependa de otro o -¡mejor aún!- donde el otro trabaje de verdad. Detesto a la gente estúpida, a la gente huevona, a la gente de criterio cerrado. Detesto a la gente que no acepta las nuevas ideas, a la que se adhiere a mecanismos sin sentido, a procesos caducos y criterios absurdos.
Chingadamadre: déjenme disfrutar que tengo un trabajo chido.

3 Replies to “trabajo”

  1. yo pase de tener un jefe de esos del peor tipo a uno que era como mi hermano mayor… suena chido, pero imaginate un hermano mayor que siempre te ve y se rie de tu manera de pensar y luego te dice: es que estas muy joven, te falta mucho…

    luego ese se fue y ahora soy mi propio jefe… lo cual es todavia peor, no me doy suficiente presion ni puedo organizar mis tareas y las de un equipo de gente =(

  2. estamos muy malacostumbrados a no decir lo que sentimos o pensamos. nuestra sociedad está bastante jodida en ese aspecto.

    yo digo lo que pienso y siento en mi trabajo……..y todavía no me corren =) de hecho tengo 2 trabajos, jaja. hay que atreverse a ser el pendejo que se queja, opina, DISCUTE con el jefe, en pocas palabras:piensa.

    personalmente prefiero tener problemas con todos en el trabajo a quedarme con la boca cerrada.

  3. claro, pero el asunto aquí no es sobre quedarse callado o no. puedes decir misa, pero de eso a que realmente tengas un buen ambiente de trabajo es otra cosa. la gente quizá acepte lo que le dices y lo haga de malas, o se cague contigo, o le escupa a tu café y tú ni cuenta te des. no digo que quedarse callado es la solución, creo más bien que de entrada el problema no debería existir, porque *en teoría* todos somos seres pensantes.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *