la “partida de alma”

El término no es mío, sino de Carolina Aguirre. Se refiere nada más y nada menos que a esos negocios con comida rica, o buenas promociones, o mucha amabilidad, o servicios que en ningún otro lado daban… que claro, terminarán cerrando en menos de un año. Todos hemos conocido cuando menos uno. El restaurante de comida corrida de la tía fulana, la mini papelería/mercería/tienda de regalos de la esquina, la señora que cose y puso su negocito.
La Aguirre, con todo su mal humor de siempre, lo cuenta muy bien.

A la hora de pelear somos todos iguales. Yo, por ejemplo, no discrimino a nadie. Me peleo con niños en la plaza, con gerentes de banco, con vecinos molestos, con el santo de mi marido, y con cualquiera que busque complicarme la vida.
Sin embargo, hay una excepción. O mejor dicho un tabú. Hay un caso en el que no puedo pelear. Un caso en el que me inhibo. Un caso en el que me pueden pasar por arriba, estafarme descaradamente, atenderme mal o cobrarme un disparate que yo pongo la otra mejilla. ¡Incluso sonrío y agradezco!
A ese caso, en mi familia le decimos “la partida de alma”.
Cada tanto (sobre todo en los barrios), una familia decide abrir un negocio para subsistir. Hipotecan la casa, venden el auto o se juegan la indemnización de una vida para concretar el ansiado sueño de ser patrón. Tanto los padres como los hijos trabajan con la mayor de las ilusiones. Atienden con una sonrisa de oreja a oreja y reciben a los compradores con esos nervios de principiante que le resultan tan tiernos a la clientela.
En general, las partidas de alma se abren siempre en un local camaleónico que trae en su espalda millones de fracasos. Un local que fue pizzería, locutorio, polirubro, lavadero automático y remisería, y que sólo es noticia cuando abre y cuando cierra, quince días después.

Lo comento porque acabo de ver cerrar el negocio de una conocida, que tenía cerca de mi casa; como una especie de veterinaria pero que no era precisamente veterinaria, sino que sólo acicalaban mascotas (baño, corte, etcétera). Yo lo veía venir, la verdad. La chica es lo más, pero la ubicación no era muy buena, y quizá el concepto en general. Bueno, me imagino que cerró, pero espero que más bien se haya mudado de sitio… porque si de verdad cerró me partiría el alma.

Que por cierto, si no saben quién es la tal Carolina, les recuerdo la obsesión que tuve hace poco más de un año con la blognovela Ciega a citas; pues bueno, ella es la autora.

2 Replies to “la “partida de alma””

  1. Hola Suza, nada que ver con tu post pero como a veces leo tu blog, quiero ver si me puedes pasar los datos de la veterinaria especialista en gatos de Ozzy ya que tengo una situación felina que atender jeje
    Gracias =D

  2. Hola Cecilia!
    Disculpa la tardanza, aquí está el dato:

    Regio Gato Club A.C.
    MVZ Ana María Sosa
    “Virginia Fábregas No. 1317,
    Col. Jardines Roma,
    C.P. 64740, Monterrey, NL”
    Monterrey, Nuevo León
    México
    011-52 + (81) 83 59 79 66

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