Ayer eras tú otra vez, pero bajo otra forma. Eras casi un niño, o al menos eso es lo que decía tu cuerpo. Pero tu mirada no, tu mirada decía completamente otra cosa. Recuerdo despertar a la sensacion de un beso tuyo, tu cuerpo sobre el mío. Despertar sin abrir los ojos, despertar abriendo los labios que son como ojos pero beben. Tu lengua delgada me acariciaba el filo de los dientes en un beso fresco, un beso de fruta jugosa, un beso con sabor a flores de colores brillantes. La oscuridad era todo lo que veía. Tu cuerpo pesando sobre el mío, tus manos en algun punto sobre la almohada, tus manos de niño -luego lo supe, cuando abrí los ojos. Tu rostro se alejó un poco del mío y entonces pude ver esos ojos que delataban tus sentimientos ocultos, tu ansiedad, una edad que definitivamente no tenías. Me miraste con una de esas miradas que provocan vértigo: era como una pintura, tu rostro era un cuadro en que la perversión se retrataba con cara de niño, de efebo perfecto, de cabellos dorados que brillan sin sol, dieciseis años a lo más. Quise tocarte pero detuviste mis manos contra la cama y acercaste de nuevo el laberinto de tu boca. Yo no opuse resistencia a recorrerlo, y tampoco me importaba no encontrar la salida. El beso fue aún más dulce. Abrí los ojos al momento en que separaste tus labios de los míos, y miré otra vez tus ojos llameantes. Vi que tus labios estaban mojados de sangre que, no sé de qué manera, supe que no era mía. De pronto vi como a tu espalda llegaban decenas de pequeños insectos, y al mirarlos con más detenimiento, vi que eran catarinas rojas. Suavemente, las sacudí de tu espalda, acariciando los finísimos vellos dorados.
Y ahí terminó mi sueño. Me desperté con una sensación muy extraña, como de nostalgia, como de vacío. Como si me hiciera falta un beso.
“Yo no opuse resistencia a recorrerlo, y tampoco me importaba no encontrar la salida.”
me desperté con una sensación muy extraña, queria que él fuera cierto, que fuera asi en verdad
‘al cual ya no visitas, al cual ya no le rezas’
hoy encontré una mujer con constelaciones en el rostro. una línea que atravesaba su mejilla, viajaba a la orilla de su ojo y caía perfecta a la mitad de su labio. hoy también a mi me falta algo. voy a navegar a un lugar desconocido, sin rumbos. hoy voy a perderme en su cosmos tan sólo por un beso.
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estoy leyendo a dalí después de mucho tiempo. ha sido una explosión a mi ego como no tienes una idea.
sé que la voy a conquistar, y sino, sé que la voy a conquistar.
“Es que hemos muerto de amor pero el amor nunca muere”…
Yo me enamoré grueso con esa canción hace ya unos años. Me encantó este post. Tu escribes padrisímo, te admiro.
Hace como un año leí un texto tuyo que me gustó mucho y por casualidad encontre tu blog sin saber que eras la autora de ese texto. Bueno, felicidades. :)
=(
justo cuando se olvida de esos sueños… los vengo a leer aquí…
@ maría: ay, es que así son los sueños :(
@ d: es que dalí es la onda. pero qué puedo yo decir.
@ rachel: gracias, qué hermosa :_) una lamidita de ego no cae mal, nunca, nunca. a mi también me gusta cómo escribes, no lo digo por obligación, pero es que quitaste los comments de tu blog. ¿qué texto mío habrás leído?
@ marvin: pero estuviste en japón!