afuera.

Por dónde empezar. Primero que nada, la preocupación por todo lo que pasa en mi país. Mi familia, mis amigos: no es agradable pensar por todo lo que están pasando. Si bien acá todavía no hay indicios de nada, y la gente está bastante tranquila, cada que veo las noticias es lo mismo: las imágenes, la información, la probable prohibición de los vuelos. Nunca había visto nada igual y ciertamente no es agradable pensar que mientras yo me divierto, mi gente está pasando por un momento que más allá de ser desagradable, es estresante (y yo digo yo, que ahora estoy viendo Miss Turkey, jaja). En fin, no me queda más que rezar que pronto pase ese estado de pandemia y pronto pueda volver segura a casa.
Por acá todo va bien.
Primero estuve en Málaga con mi amiga Diana, a la que tenía casi tres años de no ver. Ha sido mi amiga desde la carrera, estuve en su boda y en el bautizo de sus dos hijos. Pero desde que se fue para España que no la veía, y ahora… bueno. Sus hijos son preciosos, toda su familia. Pasamos un tiempo lindísimo, recordando todas las pendejadas de la escuela y hablando de nuestras vidas en general. Reímos mucho, bebimos un tinto de verano (que creo que es vino tinto con sprite o agua mineral o algo así) en un chiringuito a un lado de la playa. Su sueño siempre había sido vivir a un lado de la playa. Pues voilà. Y me encantó estar con ella, aunque sólo hayan sido dos días y medio. Ese tiempo me recordó por qué la quiero tanto y por qué figura en mi top 5. Definitivamente valió la pena.
Luego fui a Barcelona, a visitar a Ely. Me recibió con un brunch (recuerden: no es desayuno pero tampoco comida) digno de no olvidarse. Y precisamente me hizo recordar que desde que estábamos acá en Monterrey, siempre la consideré una muy buena anfitriona: pues lo sigue siendo. Me mostró cosas de la ciudad que por mi cuenta no hubiera podido ver, la neta es que Barcelona es una ciudad bien chida, ya la había visitado antes, pero si a eso unimos la experiencia que tuve esta ocasión, la verdad es que me dan ganas de volver. Los colores, la moda, la forma en que luce la gente: todo es completamente fashion, no sé cómo explicarlo. Toda la ropa está loquísima, los zapatos, los accesorios hechos a mano. Me compré unos aretes bien chidos, con una imagen de Dalí con flores enredadas en los bigotes :D
Desde el domingo que ando acá en Istanbul. Un chingo de cosas qué contar. Por lo pronto estoy bien, y espero tener chanza de hacer un nuevo post pronto para contarles cómo me va acá en Turquía.

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