El día de hoy estuvo lleno de aventuritas. Me levanté temprano para ir al hotel de Simonito (el guitarro de Mizan) que olvidó sus llaves en el hotel, para enviárselas a Suiza. Ya había ido ayer, pero me dijeron que no las encontraban: para esto, ayer estaba lloviendo perros y gatos y me mojé completamente los tenis y calcetines (tan padre esa sensación de ir caminando en charcos… sí como no). Total que fui hoy y ya me las dieron. Luego caminé un poco para tomar el tram “nostálgico” en Taksim, que bueno, para todo esto Taksim es como el centro. Me bajé en Tünel, el tram se va por todo Istiklal Cadesii, que es una calle peatonal fregonsísima alrededor de la cual sucede todo. Tünel también es una zona muy linda. Luego tomé el funicular (muy cortito, también así retro) para tomar otro tram que me llevara a Yusufpasa y de ahí caminar a Aksaray para tomar el metro y bajarme en Esenler… todo esto para llegar a una paquetería que es más barata que DHL. Pero bueno, cuando vi la dirección y encontré “Esenler” en las líneas de transporte pensé: no debe ser tan difícil. Ya llegando a Esenler pregunto hacia dónde, porque la dirección de la mentada paquetería no aparecía en el mapa (google maps, pues). Pos ilusa de mí.
Llegué a Esenler, y en la estación del metro no había mapa. Mala señal. Caminé así random sobre una calle grande: todo se veía TAN distinto. Casi como si estuviera en otra ciudad. Total me paré en un ciber, nadie hablaba inglés, pero afortunadamente el señor de ahí sí sabía dónde estaba la paquetería. Me dijo que tomara el autobús. Y hasta ahí llegó nuestro entendimiento: cualquier cosa que me dijera después de eso iba a ser inútil, porque no nos estábamos entendiendo (y mi turco no pasa de hola, me llamo susana y soy de mexico, como estas, you get the idea). Total que ahí estaba un chavito, creo que era su hijo, y le dijo (yo creo) “mijito, trépala al autobús y dile al chofer dónde la baje”. Y pues va, que me subo al autobús. El autobús daba vueltas y vueltas y vueltas y las calles para mí no tenían sentido. Luego empezó a entrar en zonas medio feas, y que se veían más tradicionales: cada vez se veían más mujeres con el cabello cubierto, cosas así. Yo me estaba friqueando bien cabrón, no hay otra forma de decirlo. Total, luego de lo que pareció una eternidad (que fueron como 25 minutos) se acabó la ruta del camión: uta, yo pensaba que el señor me iba a decir dónde bajarme. Sólo quedábamos un pasajero y yo. Tons que el chofer me pregunta (yo creo) “pa’ dónde, mi reina?”. Y yo contestaba “anlamiyorum” wich means “what the fuck are you saying?” jajaj no, en realidad es “no entiendo”. Total que se me ocurre enseñarle la libretita con la dirección de la jodida paquetería y sí, estaba ahí, donde se terminaba la línea del bus! Resulta que era como un parque industrial, desieeeerto y vacíiiiio, así como de peli de zombies. El chofer del bus le dijo a mi compi (el único que quedaba en el camión) “sobres cabrón, llévala a donde va” (o algo por el estilo). Mi compi bien buena onda me encaminó y me dejó en la puerta de la paquetería, unas tres cuadras después. Cero inglich, of course. Lo bueno es que de perdido las gracias sé dar en turco.
Abrí la puerta de la paquetería, maldiciéndome por no haber preguntado por teléfono si recogían paquetes antes de lanzarme a la chocoaventura, y los cinco cabrones se detienen así como estatuas de hielo y me miran.
“English?” les pregunto.
Y me miran. jajajajajja
Y los miro.
Y nos miramos.
Y nos reímos.
Y me ofrecieron un cigarro.
Traté de explicarle a señas que quería enviar unas pinches llaves a Suiza pero no jaló, tuvieron que hablarle a un vato que hablaba inglés, al que le expliqué lo que quería y posteriormente él les explico. Ok, el envío, listo, finalmente. Y la regresada, apá…
Les pregunté cómo fregados regresar a la civilización, y uno dijo que me daba un ride a la parada del bus, me subí a la camioneta y arrancamos, cuando de pronto sonó su teléfono. No sé qué dijo. Luego colgó, volteó y me miró y dijo: semsiye. Lo cual es bueno, porque es una de las pocas palabras que sé: paraguas. Se me había olvidado el paraguas y regresamos por él. Ya luego me dejó en la parada, me dijo cuál bus tomar y ya está. Una hora y veinte minutos después, estaba de vuelta en Eminönü. Espero que Simonito me compre un lindo, lindo regalo de cumpleaños, jaja.
Luego me lancé al Gran Bazar, que es uno de mis lugares favoritos en el planeta. Quizá mi favorito. Lo describiré en una palabra: CHACHARALANDIA. Colores, olores, sonidos, texturas, TODO. Ese lugar tiene de todo. Bueno, pues el año pasado que anduve ahí con el C.C. encontramos una tienda de antigüedades otomanas, más chácharas, pues. Y yo moría por encontrar ese lugar: no lo encontré… PERO encontré un pasillo como con 5 tiendas que vendían lo que en esa tienda! Dicen que el Gran Bazar tiene alrededor de 4 mil puestos: oro, plata, antiguedades, cerámica, telas, tapices, comida, instrumentos, etc. Total que me aventé literalmente a ver las chácharas turcomanas, porque son las que usamos para el bellydance tribal :D y encontré cosas muy lindas… me atendió el dueño, nos hicimos cuates y me pichó la comida, quéeee taaaal!! Primero me ofreció té, que es lo que le dan a los turistas en el bazar, pa’ entretenerlos y que compren. Me tomé mi tacita de té, le dije que ya me iba porque tenía que comer y el me dijo “a ver, qué quieres? kebap, hamburguesa, kofte, etc etc” y yo “pues kebap” (pensando que me iba a decir dónde comprarlo) pero le habló a su achichincle y le dijo (yo creo) “achichincle, tráele un kebap a la señorita”. Y me dijo que me sentara y me estuvo platicando sobre las cosas que vende, que vienen de Afganistán, Turkmekistan (ni sé si se escribe así, jaja) y de muchos lares bien locos. Cuando llegó el kebap no me dejaron pagarlo y hasta me regaló una coca -claro, una Cola Turka :D Le dije que por qué había sido tan amable (pos total, le había comprado como 800 pesos, que no es poco pero tampoco demasiado) y dijo que él era el dueño y hacía lo que le daba la gana, jajaja.
Bueno, de ahí encontré otro puesto de chácharas de las que me gustan, y el vato (de 23 años) me contó toda la historia de su familia, que eran turcomanos, 7 hijos y cada uno tenía una tienda. Y esa tienda era la de él, que le iba super bien vendiendo su mercancía en Francia y en Italia, que él diseñaba los cintos (tribales, claro) y dijo que no iba a encontrar mejor mercancía y a mejor precio que la de él, porque era mayorista, etc.
Bueno, de ahí… caminé por un chorro de lugares cercanos, pasé por Hagia Sophia, la plaza de Sultanahmet, la mezquita de Sultanhamet, Yerebatan Sarayi, en fin, todos los lugares que visité con el Charly el año pasado (y te extrañé, mequetrefe!) y en una de esas, zas, que me pesca un vendedor de alfombras. Para esto tooodo mundo sabe que los vendedores son bien molestos, te ofrecen té, café, te engañan, te llevan a su tienda y casi te obligan a comprar. En este punto yo estaba super cansada y se me antojaba un café turco. Total que el vendedor ahí chingue y chingue, que nomás quería platicar conmigo, que me sentara, que un tecito… es más, te invito UN CAFÉ TURCO. Madres. Pos que guardo silencio, y ya, con eso demostré mi debilidad y pos que me meto a la tienda. Le dijo a su achichinle (creo) “achichincle, tráete dos cafeseses” y que me empieza a sacar plática, y claro, sale el tema de las alfombras y una que me quería vender en 100 euros terminó ofreciéndomela en 40. Pero no sé, mi sentido arácnido me empezó a paranoiquear, estábamos solos y el achichincle, y decían cosas que yo no entendía, y yo le explicaba y le explicaba que no pensaba comprar, que no tenía dinero… total como que se malvibró el asunto y pensé “qué chingados” y mejor me despedí, y cuando iba saliendo, ¿saben quién llegó? ¡pos los caféseses! tres tacitas de porcelana turca con sendos vasos de agua. Casi choco con el achichincle con la charolita con los cafeseses, y awwww me dio una cosa!! Me vió con carita de “¿no te vas a tomar el cafecito que te traje?” y casi me desbarato como cubito de azucar en té de manzana. Pero ni modo, ya había dicho que me iba y me fui, con esa sensación de que le había hecho el feo al señor con sus cafecitos lindos.
Pero no me quedé con las ganas, me fui a un cafecín al aire libre a un lado de Hagia Sophia y me tomé un café turco que me supo a gloria. Claro que no era gratis. Y seguí caminando por todos lados, llegué a un parque del que no recuerdo el nombre, donde el año pasado a Charly y a mi nos rodearon un montón de güercos curiosos que sólo sabían hacer tres preguntas en inglés. Sólo que este año estaba cubierto de tulipanes :)
Bueno caminé un friego, desde Sultanahmet hasta Eminönü y ya en Eminönü, que es de donde salen los ferrys, le estaba tomando una foto a la antigua estación de tren (ajá, a donde llegaba el Oriental Express) cuando vi que a un bolero se le había caído un cepillo de su caja. Sir! le dije, y le apunté el cepillo en el piso. Él me quiso agradecer boleándome los zapatos (agradecer, ajá) y le dije que no, que no tenía nada de dinero (y era cierto). Pero insistió, como diciéndome “tú me ayudaste, yo te sacudo los zapatos”. Así de a grapa, pos vale. Me contó que él es de Ankara, que allá tiene a su familia, que mucha gente se viene a chambear a Istanbul, que es mucho más populosa. Me sacudió y le dio brillo a mis botitas, y al final me dijo “five lira”. jajajajaj noooo mi rey, traigo *una* en el bolsillo y si quieres, porque yo te dije que no traía lana. Y pos se tuvo que aguantar. Pero yo honré su favor tratando de no pisar los charcos, jejeje.
Y esta es la versión resumida de mi día, porque como sabrán, aquí los días son de locos (y locas, como yo) y hablando de locas: cruzando la avenida que está frente a mi hotel, hay una calle que está llena de vestidas; como odian a las mujeres, si una mujer pasa por ahí en la noche, cuando las vestidas andan afuera, les avientan sus zapatos!! jajajaj qué genial :)
No manches,… Esas son aventuritas que solo pasan en peliculas de arte que solo ganan premios de festivales extranjeros que nadie conoce.
Jajajaja
No te apures por tu familia, yo ya fui y vine del centro de la infección y solo se me ha caido un brazo. Las noticias nos hacen pensar que estamos en plena pelìcula de exterminio pero ciertamente es más como el principio de resident evil. Casos controlados debajo de la tierra.
Todos traemos mascarillas eso si, es bastante raro ver a toda la gente en la calle portando mascarillas, pero lo hemos tomado bastante bien. Me siento en asia.
No tengo clases hasta el 6 de mayo, los museos estan cerrados, no hay cine. Pero ni valle oriente ni plaza la silla se detienen, estan hasta el chongo y el tráfico ya regresò a la normalidad… tu conoces Mty. No se puede detener a una ciudad como esta por más de tres dìas.
Los call centers están trabajando, eso si. Alesita dice que las medidas de seguridad incluyen recubrir a los reps en lysol. jajajaja. Y que las computadoras son cubiertas en alcohol diariamente.
Mis amigas ya no saludan de beso. Y si nos abrazamos, lo hacemos con tapabocas. Toda la ciudad es un circo de exageración pero bueno.
Ojalà te diviertas mucho, y tengas más aventuritas de película extranjera. Tu gato te extraña, le pondría tapabocas pero creo que no serviría de mucho.
Saludos señorita Turkia,
cuidese mucho. Ya me voy, voy a comer pollo loco jejeje.
Byeeeeeee.
-C
ay ya cállate que te envidio!!!!
vente pronto a beber cocoroco en el lago más alto del mundo.
miss ya
Me encantó la definición de tu hermana, porque clarito te estaba imaginando como Fay Grim, buscando pistas en los bazares :P