el departamento de la memoria

Se me olvidan los lugares. Mi memoria es porosa, o líquida, o polvosa, o lo que sea. Y tal o cual ciudad de pronto se convierte en una calle situada en medio de la nada, una taza de chocolate, unos zapatos ahogados en charcos, el último bocado de un pastel. Un instante congelado entre otros instantes enterrados al fondo de mis recuerdos, que quizá emerjan después de un terremoto emocional, alguna sacudida fuerte, una caída, un golpe. Las palabras no me sirven para guardarlos, porque tienen forma, sabor y textura, porque evocan cosas que yo no quiero imprimirles. Por otro lado las imágenes delimitan los colores y las secciones: nunca he podido tomar una fotografía perfecta, de esas que “captan el momento”, porque no existe tal cosa. La forma perfecta de apreciar un momento es simplemente estar ahí, reírte como un río o una cascada, morirte de frío, de calor, de enfermedad; sentir que la sangre se te va a los pies porque alguien te sigue en una calle oscura, morder un pedazo de grasa en tu cena y escupirlo discretamente en una servilleta. No hay palabras y no hay imágenes: el presente se convierte en constante pasado a una velocidad indecible. Los recuerdos no hay más que llorarlos.
Por eso, el departamento de la memoria siempre está hecho de retazos frágiles y mal cosidos al resto de las cosas. Por eso confundimos caras y sabores, anhelamos cosas sin forma, sentimientos que nunca nos han pasado por el pecho. Es como girar un globo terráqueo y apuntar azarosamente hacia cualquier punto, tocarás un lugar en el mapa de la mente, sea agua o sea tierra, y te remitirá inevitablemente a algo, que quién sabe qué sea pero te traspasa, te carcome: qué es qué es qué es, por qué me siento así. Concluyo pensando que las cosas siempre son otras cosas y tienen otros significados. Andamos por la vida tocando puntos aleatoriamente en un mapa y construimos otras realidades que quién sabe si sean nuestras, interpretamos bajo un esquema que quién sabe si funcione, unimos puntos que al final quién sabe si deban ser unidos. La cosa es seguir destapando cartas aunque nos salgan invertidas, la cosa es seguir descubriendo cartas para agregar nuevos significados. La cosa es que quién sabe qué sea la cosa.

Istanbul

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Now playing: Anima Virus – Bed of Thorns
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One Reply to “el departamento de la memoria”

  1. estoy tranquilo, mi memoria guarda más personas que cosas, sobre todo momentos con personas =)

    pd. soy un mamón de primera.

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