Nietzsche es un brownie de chocolate

Eso lo dijo uno de mis maestros. Yo moría de la risa. Claro, descontextualizado suena escandalizante, pero les juro que venía completamente al caso. Me gusta mucho su clase porque él se habla de tú con la filosofía, y la neta, me facilita la vida y entiendo mejor muchas cosas que antes simplemente no me interesaban.
El asunto es que hasta ahora voy bien con mis clases, es un poco chistoso volver al tema de la escuela, llegar a tiempo a clase, sacar tus libretas de notas (ya habíamos aclarado el punto de que soy bien ñoña y tomo apuntes), hacer tarea, leer por obligación -sin que esto sea para nada malo. Me siento como novata, tenía cuatro años de no pisar mi universidad. Entonces ahora hasta le dudo un segundito cuando busco tal o cual aula, o determinado servicio que no recuerdo dónde brindan.
Lo más interesante -o traumático, o chistoso, según como se vea- es que me encuentro a mis alumnos de la prepa, ya unos cuantos metros y kilos después. Pensar que yo los conocí cuando tenían 16 y ahora tienen, no sé, alrededor de 20. Que a esas edades los cambios son, bueno, muy notorios. Hoy en particular me encontré a uno de ellos que recuerdo particularmente (como otros que recuerdo particularmente por diversas razones, unas más platicables que otras) porque escribía muy bien. Tomaba el taller de creación literaria que yo di por varios semestres, y de hecho ganó un concurso mientras era mi alumno (no por mí, el talento no se aprende y de dónde me iba a aprender a mí el talento para escribir si… ejem, bueno). El punto es que ahora está estudiando letras y lleva clases con algunos maestros con los que yo tomé clases hace… en fin, mucho tiempo. Yo no sabía si felicitarlo o darle el pésame; al final elegí felicitarlo. Digo, si en parte fue mi culpa debería sentirme orgullosa. Y si no, pos también, total, que al rato seremos colegas.
Y así, he encontrado al menos unos 5 ó 6 alumnos, que es bastante dado el tamaño del campus. Algunos me dicen todavía “miss” y otros ya me dicen por mi nombre y me hablan de tú (mis alumnos jamás me hablaron de tú cuando fui su maestra). El otro día una de mis ex-alumnas, una de las que todavía me dice “miss”, me abrazó y saludó con harto gusto. Cuando me alejé, escuché que les dijo a sus compañeros “ella es la mejor miss del mundo”. Sin entrar en detalles de forma, ¿no se sentirían estúpidamente orgullosos de escuchar algo así? Joder, yo sí. Ese tipo de cosas me hacen pensar que quizá algunas de mis acciones no estuvieron tan mal, que quizá algunas rutas que elegí sobre otras fueron las acertadas, que tantos errores se compensan con un acierto. Y cada vez siento con más fuerza que regresar a estudiar es, en definitiva, un acierto.

3 Replies to “Nietzsche es un brownie de chocolate”

  1. Y pensar que cuando estudias Letras mucha gente te mira con pena y dice “vas a terminar de maestra…”. Personalmente, creo que la docencia fue lo mejor que pudo pasarme, y que a pesar de las decisiones tomadas y los errores cometidos – sin querer – el hecho de que tus exalumnos te saluden con gusto y se sientan orgullosos de que hayas sido su maestra, es jodidamente genial.

  2. Que lindo post, miss.

    Esto es algo en lo que pienso seguido, me dicen que qué bueno que no salí maestra pero por otro lado me pregunto qué hubiera pasado si sí; sé que me hubiera gustado mucho.

    Saludos :)

  3. Quedé con un sentimiento de ternura :) ¿Qué es lo que estudias? Me encantaría estudiar de nuevo pero no sé si se me queden las cosas igual hace añooos que no hago una tarea :)

    Me hubiera gustado tenerte de maestra

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