No recuerdo cuál fue la primera vez que probé los macarons, este delicioso, finísimo y super fotografiable postre francés. Veanlos ahí, todos elegantes y coloridos, carísimos ellos.
O más bien sí lo recuerdo: fuimos con Liz y Raúl a esa tienda super fresa, donde compramos como 500 pesos en dulces y nos trataron como si fuesemos plaga malvestida. Nos atascamos de estos postrecitos lo que pudimos, pues tan dulces que son ellos empalagan luego de un rato. El asunto es que siempre se me había hecho como una cosa muy refinada y difícil de preparar -digo, en esa tienda fresa cuestan como 16 ó 18 pesos cada uno, y lo más barato que los había comprado es a 12 pesos la pieza- pero ahora que a mi hermana se le metió que no era tan complicado nos pusimos a hacerlos. Y la verdad es que lo más complicado del proceso fue convencerme de participar en él.
Los ingredientes son tan simples, que luego de tenerlos enfrente no sabes de dónde sale tanto glamour: huevo, azúcar, más azúcar (glass) y almendras. En serio, es todo. Lo primero fue “esponjar” las claras, que creo fue lo más estresante de todo. Luego le pones el azúcar, el otro azúcar, y la harina de almendras. Obviamente no así nadamás, hay una forma para mezclar los ingredientes sin que se corte el huevo, etcétera, pueden encontrar videos en youtube por doquier.
Luego puedes pintar la masa, ponerle alguna esencia de sabor, meterla en una duya y colocarla sobre papel para hornear en una charola. Vean para qué estudió mi hermana durante 5 años artes visuales… voilá!
También tiene otros talentos, como recortar, pegar y colorear, pero no hubo necesidad de echar mano de ellos durante la elaboración de esta receta (JAJAJAJA). Ya en serio, le quedaron muy bien sus macarons, yo eché a perder la mitad de la masa rosa por querer hornearlos en una tapa cóncava… ajá, soy bien lista yo. Pero bueno.
Ya que están todos lindos en la charola, debes dejarlos como 10 minutos para que se les forme una capita dura en la superficie (quesque) luego levantas la charola como 15-20 cm y la dejas caer, para que se les forme “el faldoncito” a los macarons antes de ser horneados. Se meten al horno 15 minutos exactos, ni uno más, ni uno menos. Vean qué lindos todos felices dentro del horno.
Una vez que salen del horno, hay que ponerlos a enfriar.
Aquí ya agarrando el fresquito (nota: ¿ven mis mantelitos? son la onda. Están hechos de revistas tailandesas).
El relleno puede ser de diferentes sabores. Mi hermana había propuesto el ganache (chocolate derretido con crema para batir) el cual preparamos, pero en el super encontramos una mermelada cremosa sabor plátano con cereza. DELICIOSA. Así que utilizamos ambos rellenos.
Los rositas los rellenamos de plátano/cereza y los morados de ganache. Y fuera de que quedaron un poquito huecos, sobrevivimos a la preparación… la verdad es que saben muy ricos.
Nos tardamos menos de 2 horas en hacerlos, y nos hubieramos tardado quizá un poco menos de tener una bandeja para hornear más grande, pero el asunto es que no resultaron tan difíciles como pensábamos… bueeeno, no quedaron así perfectísimos pero ¡lo logramos!.
Admito que siento que perdieron un poco la magia… yo siempre había pensado que era la cosa más complicada del mundo, imposible de hacer para manos mortales, glamorosos y lejanos… okok, exageré jajaja pero sí, fue un poco como cuando mi amigo Can me explicó cómo era que los puentes se construían sobre el agua… también perdió un poco la magia. En fin.
Macarons: DONE.
Ves? Así es la vida, como la magia, una vez que descubres el truco, pierde el encanto XD
Maldita, 5 años de artes para hacer macarons jajajaja.
Pero piensalo de esta manera; así como tu pensaste que eran super dificiles, el resto de tus amigos lo sigue creyendo. Ofrecelos en una fiesta y dí que son complicados y vualá! tienes la fascinación de todos sobre tus habilidades inexistentes de reposteria francesa! =P
Fue divertido, habrá que hacerlo de nuevo… y comprar mucha mermelada, yum!!