¿Conoce usted el Mar muerto?

Ayer fuimos al centro comercial. Nos gusta ir en la mañana, hacer pagos (eso no nos gusta) comernos un elotito (aunque acabamos de descrubrir que usan elote congelado La Huerta) y tontear, sobre todo ahora que todavía quedan algunas ofertas por ahí.
Ya íbamos de salida cuando en el pasillo apareció un stand que no había visto antes, de algún producto cosmético. Había en ese stand una sola chica, que me lazó con un “disculpa”. Yo volteé a verla (apariencia genérica de demostradora de cosméticos) y vi que traía una cuchara con algún producto.
Me dijo:
-¿Me puedes mostrar tus manos? (con acento gringo finjidísimo).
Extendí mi mano derecha, y al tiempo que ella colocaba el contenido de la cuchara sobre ella (parecía algún tipo de exfoliante) me pregunta:
-¿Conoce usted el Mar muerto?

En automático giré la mano y regresé el contenido a la cuchara.
-Ah no, disculpa, no me interesa conocer tu producto.
-(cara de absoluta incredulidad) ¿Puedo saber por qué?
-Porque está hecho de sales del Mar muerto.
-…¿Y?
-El mar muerto se está… extinguiendo. Secando, pues. (Claro, iba a decir “el mar muerto se está muriendo”).
-Pero no entiendo…

Y aquí es donde me sentí super idiota. A ver, hay gente que no come carne porque los animalitos sufren, hay gente que no usa pieles por la misma razón, hay gente que sólo consume alimentos orgánicos, hay gente que etc etc tiene sus razones para dejar de consumir algún producto. Yo no utilizo productos cosméticos hechos de sal del Mar muerto porque el Mar muerto me parece uno de los lugares más increíbles del planeta y se está secando porque lo utilizan para hacer cosméticos y fertilizantes. Y porque sí, porque por donde pasa el hombre hace su mugrero.
Pero no sabía cómo decir eso a la chica que me miraba con cara de verdadera curiosidad, diciéndome “pero no entiendo” con acento gringo de infomercial. Si en el Mar muerto no hay fauna, ni flora, sólo un charcote saladísimo en el que flotas. Pues eso. A mí me gusta ese charcote saladísimo y por eso no consumiré tu producto que además tiene cara de que cuesta más de 300 pesos el frasco.
Tuve que explicarle muy despacio, con señas, articulando muy bien qué es lo que sucedía con ese tal Mar muerto, que tan muerto no estaba pero estará por culpa de ese y otros productos, pero siento que ella seguía sin entender. En ese momento dos líneas de pensamiento se desarrollaron a toda velocidad en mi cabeza: una, de neta esta chava está muy güey y no entiende que no es positivo que algo chido desaparezca del planeta por culpa del hombre. Otra, yo estoy muy fuera de contexto por andar con mis tonterías de “pobrecito Mar muerto”. De igual manera me sonrojé, y estuve a punto de decirle “a ver, sí, trae acá tu cucharita con tu exfoliante y empecemos de nuevo”.
Pero no fue así: simplemente le dí las gracias y me largué.
El acontecimiento siguió rebotando en mi cabeza por varias horas más. Pero la verdad es que por más tonta que me haya sentido expresando mi sentir respecto al Mar muerto, no puedo ni quiero hacer nada para cambiarlo. De hecho, los números son alarmantes:

El mar Muerto, lago endorreico situado a 426 metros por debajo del nivel del mar, se seca y se muere en el desierto a un ritmo de unos 1,1 metros al año. Su superficie se redujo en un tercio en los últimos 50 años: de 960 kilómetros cuadrados pasó a los actuales 620. – Nota completa en IPS

En la nota de arriba vienen los detalles sobre un método bastante complicado y riesgoso con el que quieren jalar agua del Mar rojo al Mar muerto, pero a pesar de años de estudios, los expertos dicen que las aguas no se mezclarán y, en pocas palabras, echarán a perder todo.

La verdad es que la gran cantidad de minerales que contiene tiene un efecto muy benéfico sobre la piel. En las orillas se puede encontrar un barro negro (mientras más negro, mejor) que debes untarte en todo el cuerpo y enjuagar una vez que se seca. La piel queda hidratada incluso por varios días y si este barro es usado en el rostro, tiene además una función limpiadora. La neta es que sí es una maravilla pero el chiste es estar ahí, experimentarlo y aplicarte el barro directo del mar, como una experiencia única en la vida. Porque de otro modo sólo es la ilusión de que verdaderamente obtendrás los beneficios del Mar muerto…

No sé qué se habrá quedado pensando la morra de mí. Yo me sentí muy absurda, pero pues la neta es la neta y el Mar muerto es una de las experiencias más chingonas que he vivido. Por supuesto me entristece que eso también vaya a desaparecer, más pronto de lo que parece.

Nomás, flotando.

TV y comedia

Cuando estaba pequeña… no sé qué tan pequeña, a lo mejor en primaria, me gustaba mucho ver el programa de Anabel (Ferreira). No me lo perdía por nada (era los jueves a las 8) y recuerdo a muchos de sus personajes. No sé qué era, pero había algo que me mantenía viéndola semana tras semana. Recuerdo (entre otras cosas) un comercial que Yadira, la diva, hacía para unos quesitos, que sensualmente se comía frente a la cámara mientras decía “quesitos… mmmm…” hasta que de pronto, cae muerta. Luego, el punchline del comercial: “quesitos, veneno para ratas”. Tonterías así: blancas, bobas, simpáticas. Ese es mi tipo de humor. Bobo, pero no de pastelazo.
Luego de ahí sale Eugenio Derbez, quien la neta nunca me causó mucha gracia (excepto por un par de episodios de la familia peluche… que gracias a Dios son los únicos que he visto).

Otro a quien recuerdo casi con cariño es a Andrés Bustamente… me parecía absolutamente genial con sus Viajes Ponchito, los inventos del Doctor Chun-Ga o los disparates de Greco Morfema. Lo recuerdo desde que era Timo en Los cuentos del espejo… pero así casi casi como recuerdo de un sueño porque yo sí estaba muy peque y siempre he tenido mala memoria. Y él es uno de los humoristas (o comediantes o como les digan) que casi siempre me da gusto ver.
Me gusta reírme, pero la comedia en México como que no es cosa seria (sí, la comedia es algo muy serio) o será que dejé de ver televisión nacional y me pierdo de muchas cosas.

Hasta que descubrí a mi nueva ídola, Mara Escalante.
La descubrí, tardíamente y muy a tiempo, en su programa María de todos los Ángeles. Era una broma recurrente que Miguemango tenía, esa de hacer el acento y repetir las frases de María y Doña Lucha en las reuniones de los compañeros del doctorado. Miguemango tiene ya de por sí esa facilidad de hacerte sonreír, pero cuando decía las frases de ellas con sus característicos acentos, sí es muy retesimpático el muchacho y me hacía reír mucho. Total, que me puse a ver quién fregados era esa tal María… y me encontré con uno de mis episodios favoritos de la serie: “Los chiles de la discordia“. Busqué como desesperada otros episodios en internet pero nunca logré verlos, hasta que descubrí que en Netflix estaban todos. Es sólo una temporada de 13 episodios de 22 minutos cada uno, aproximadamente, y se termina así como en suspenso. Como no tuve suficiente con eso, me puse a buscar más trabajos de Mara, y encontré videos de sus shows, de sus programas anteriores (¡resulta que sale en la tele desde 1999!) entre ellos, su participación en Hazme reír y serás millonario, una competencia entre comediantes famosillos, cuyos equipos integran personas no tan famosas además de ellos. Yo supongo que ahí fue donde conoció a Ariel Miramontes, quien como Albertano me encanta, pero luego al ver los demás trabajos que ha hecho, me parece que es muy buen actor y titiritero. De hecho ambos estudiaron teatro, y la verdad se nota.
Y digo que también la descubrí muy a tiempo, porque en marzo empieza la segunda temporada de María de todos los ángeles, y la neta pues aunque la gente diga “ay, no, cómo te vas a poner a ver eso” yo sí voy a sacar mi chelita y aplastarme a ver la tele todos los domingos aunque sea durante esa media hora.
Este es uno de los trabajos que hizo con Ariel (y Yurem y un muy buen guionista) para Hazme reír… y pues a mí sí me hizo reír.

Si tienen oportunidad, vean María en Netflix, puedes suscribirte gratis el primer mes, y así se echan también La reina del sur, que está buenísima. De verdad, si tienen tiempo (o sobre todo si no lo tienen, para que se lo hagan) denle una oportunidad.
Y entre algunos datos curiosos, mientras leía la página de Mara, me encontré esta historia de cuando por azares de la vida, ella y su novio tuvieron una boda gitana.

Corona navideña

Cuando estaba en el kinder y se llegaba navidad, nos pedían que en nuestras casas cortáramos mucho papel celofán rojo (o al menos a mí siempre me tocó rojo) para hacer unas coronas navideñas usando como base un gancho para ropa. Recuerdo a mi mamá comprando papel celofan, recortándolo, abriendo el gancho hasta que tuviera una forma redonda y luego, la labor de amarrar los pedazos de celofán todo alrededor de la corona. Lo hacíamos durante las tarde, no recuerdo si hicimos esa corona sólo una vez o varias durante varios años. Al final creo que le poníamos esferas. El resultado era bastante feo, pero creo recordar que sí la colgaban por ahí en la casa.
Este año la corona que hice no fue de papel celofán, pero tampoco fue la más complicada del planeta. Si me preguntan, yo hubiera preferido hacer esta, pero la vi cuando ya había terminado la otra y después de una horrible quemadura con silicón fundido (NOT FUNNY AT ALL).



Los materiales son: una corona. jajajaja. Tuve la suerte de encontrar ésta hecha como de ramitas, en un color naturalmente hermoso, que representa el 90% de la chidez del producto final. Listón para un moño, ramitas con cositas rojas, esferas de plástico, una nochebuena muy linda. O lo más linda posible, los materiales que he visto este año están particularmente nacos y/o llenos de glitter.
Después, hay que acomodar los materiales encima, para tener una idea general del resultado final. Luego irlo colocando en orden de capas y simétricamente: primero las ramas, luego las esferas, luego el moño, luego las hojas de la nochebuena (se las quité y las corté para acomodarlas mejor) y al final, la nochebuena.

No quise ponerle nada arriba, porque como les digo lo chido de la corona es la corona misma, de hecho me daban ganas de colgarla así como estaba… pero supongo que nadie mas que yo lo hubiera entendido, jaja. He aquí el resultado final.

Ahora mismo cuelga en la puerta de la entrada. Tengo miedo de que 1) se caiga 2) se la roben jajaja. A ver cómo le va.

¿Magenta para rato?

Llevo ya varios días con una medio crisis de colorimetría.
Resulta que haciendo cuentas, llevo ya 5 años con mi cabello magenta (es curioso que mimarido no conozca mi cabello al natural) con esporádicos y breves momentos morados, establecí toda una marca en torno al color de mi cabello que incluye nicks, fotos, apodos, tutoriales, boda con cabello magenta, reconocimiento aleatorio en la calle (¿tú eres magentuosa?) y todo un marketing que básicamente asocia el color con una forma de nombrarme. Y no es que el color sea muy original -el tubo de magenta cuesta 30 pesos en cualquier tienda de artículos para estéticas- lo que yo no he visto es el mismo color tanto tiempo y tan arraigado hasta en el lenguaje (ya sé que estás pensando en la copycat, pero esa ni siquiera figura) y la autoconcepción.
Durante 15 años mi cabello ha cambiado de color y de forma, pero sobre todo de color. Quizá los cambios más radicales los empecé a experimentar cuando entré a la licenciatura (hay un largo post que narra la historia) pero la modificación más radical es justo la que tengo ahora en el cabello y que realicé hace 5 años.
El asunto es que ya no sé qué hacer con mi cabello. Pensé en cambiarlo a turquesa, pero es un color difícil de mantener y la marca que me gusta no se consigue acá, entonces tengo que pedirla por ebay y ya no puedo ir a los united a recoger los productos con tanta frecuencia como antes. Pensé en morado, pero la verdad es un color que me aburre muy rápido. Pensé en el rojo, pero ya lo he tenido rojo. Pensé en el blanco/gris (super decolorado con tinte plateado) pero la neta no sé cómo me quede porque mi piel es morenaza y no cualquier tono le va. Intenté hacerme una mecha turquesa, de hecho compré el tinte y todo, pero oh sorpresa, el magenta manchó la cortina y primero se veía azul pero ahora se ve morada. Ush.

Pensé entonces en cortármelo como Lisbeth Salander, o sea, básicamente rapado de los costados y largo en medio, para poderlo despeinar también así medio punko. Peeero, no sé qué tan cómoda me sienta con un corte tan radical, y por otro lado, cuando veo las fotos con mi cabello casi hasta la cintura me da un montón de nostalgia. El asunto también es que no puede ser un tinte o corte demasiado complicado, porque yo regularmente no me peino, me da flojera andar ahí todo el tiempo con la plancha o la secadora. Es más, ni me sé secar el cabello, como no sea despeinándolo todo y echando el aire por doquier.
La otra es que me gusta el “scene hair“, pero no taaan emo, sólo la manera en que hacen las capas y combinan los colores… pero ese tipo de cabello no es nada compatible con mi estilo de vida (o sea, qué hueva producirse tanto).
Y finalmente, me da un pánico terrible cambiar de color. He creado una imagen en torno al color de mi cabello, que siento que si lo cambio dejaré de ser yo (silly, I know) o la gente dejará de reconocerme o algo así. Es, simplemente, hacer un cambio radical en una marca que lleva ya mucho tiempo siendo de tal manera. No que yo sea una marca, pero es que el color se ha unido a mi identidad hasta no sé qué punto.
Ay, no sé qué hacer, estoy aburrida con mi cabello :(

Fijaciones

Estoy desarrollando un apego malsano por mis zapatos. Por todos y cada uno de ellos.
Antes sólo usaba botas, y tenía dos que tres pares de tacones sólo por si se ofrece. Ahora estoy empezando a comprar zapatos de tacón… supongo que podemos culpar al tango. Pero no por eso pude deshacerme de algún par de botas que ya no utilizo. Tengo 11 pares de botas, 9 pares de zapatos de tacón, 2 pares de botines con tacón, 3 pares de tenis, 1 par de flats, 2 pares de sandalias, 2 pares de tacones para el tango y 4 pares de chanclas.
Y ahora estas preciosuras están por llegar a mis piecitos:


Es una pena que en esta ciudad haga tanto calor. Mis botas casi no las puedo usar por lo mismo, pero mi nueva (que en realidad no es nueva) fijación me está haciendo que elija mi ropa dependiendo de los zapatos que quiero usar. Y como Ale ya me hizo ver la transformación de las piernas y glúteos cuando usas zapatos con taconzote… me hice fans. Ya valió.

PD Por cierto, les recomiendo que sigan en twitter a Cliente 9 (es una tarjeta/club de descuentos en Nine West… ya la tengo, gracias) no sé quién escriba sus twitts pero la mayoría son simpáticos y ocurrentes. Y tienen que ver con mujeres y zapatos, claro.

Actualización: acabo de deshacerme de un par de botas. Hay que dejar que salgan para que entren más.

más de frivolidades

Y como con el chocolate se me desgració el cabello, agarré las tijeras y empecé a cortar puntas a lo wey. Obviamente terminé trasquilada e histérica, así que hice una cita de emergencia con la estilista de marcemars… quien hizo maravillas con el maldito escalón que me había fabricado jaja. La foto ya es después del corte, por supuesto.

Y como me quitó todas las puntitas chamuscadas del cabello, ahora sí se siente lo suavecito del tratamiento. Me quedaron tres pelos en la cabeza, pero son tres pelos bieen suavecitos jajaja