Cuando estaba pequeña… no sé qué tan pequeña, a lo mejor en primaria, me gustaba mucho ver el programa de Anabel (Ferreira). No me lo perdía por nada (era los jueves a las 8) y recuerdo a muchos de sus personajes. No sé qué era, pero había algo que me mantenía viéndola semana tras semana. Recuerdo (entre otras cosas) un comercial que Yadira, la diva, hacía para unos quesitos, que sensualmente se comía frente a la cámara mientras decía “quesitos… mmmm…” hasta que de pronto, cae muerta. Luego, el punchline del comercial: “quesitos, veneno para ratas”. Tonterías así: blancas, bobas, simpáticas. Ese es mi tipo de humor. Bobo, pero no de pastelazo.
Luego de ahí sale Eugenio Derbez, quien la neta nunca me causó mucha gracia (excepto por un par de episodios de la familia peluche… que gracias a Dios son los únicos que he visto).
Otro a quien recuerdo casi con cariño es a Andrés Bustamente… me parecía absolutamente genial con sus Viajes Ponchito, los inventos del Doctor Chun-Ga o los disparates de Greco Morfema. Lo recuerdo desde que era Timo en Los cuentos del espejo… pero así casi casi como recuerdo de un sueño porque yo sí estaba muy peque y siempre he tenido mala memoria. Y él es uno de los humoristas (o comediantes o como les digan) que casi siempre me da gusto ver.
Me gusta reírme, pero la comedia en México como que no es cosa seria (sí, la comedia es algo muy serio) o será que dejé de ver televisión nacional y me pierdo de muchas cosas.
Hasta que descubrí a mi nueva ídola, Mara Escalante.
La descubrí, tardíamente y muy a tiempo, en su programa María de todos los Ángeles. Era una broma recurrente que Miguemango tenía, esa de hacer el acento y repetir las frases de María y Doña Lucha en las reuniones de los compañeros del doctorado. Miguemango tiene ya de por sí esa facilidad de hacerte sonreír, pero cuando decía las frases de ellas con sus característicos acentos, sí es muy retesimpático el muchacho y me hacía reír mucho. Total, que me puse a ver quién fregados era esa tal María… y me encontré con uno de mis episodios favoritos de la serie: “Los chiles de la discordia“. Busqué como desesperada otros episodios en internet pero nunca logré verlos, hasta que descubrí que en Netflix estaban todos. Es sólo una temporada de 13 episodios de 22 minutos cada uno, aproximadamente, y se termina así como en suspenso. Como no tuve suficiente con eso, me puse a buscar más trabajos de Mara, y encontré videos de sus shows, de sus programas anteriores (¡resulta que sale en la tele desde 1999!) entre ellos, su participación en Hazme reír y serás millonario, una competencia entre comediantes famosillos, cuyos equipos integran personas no tan famosas además de ellos. Yo supongo que ahí fue donde conoció a Ariel Miramontes, quien como Albertano me encanta, pero luego al ver los demás trabajos que ha hecho, me parece que es muy buen actor y titiritero. De hecho ambos estudiaron teatro, y la verdad se nota.
Y digo que también la descubrí muy a tiempo, porque en marzo empieza la segunda temporada de María de todos los ángeles, y la neta pues aunque la gente diga “ay, no, cómo te vas a poner a ver eso” yo sí voy a sacar mi chelita y aplastarme a ver la tele todos los domingos aunque sea durante esa media hora.
Este es uno de los trabajos que hizo con Ariel (y Yurem y un muy buen guionista) para Hazme reír… y pues a mí sí me hizo reír.
Si tienen oportunidad, vean María en Netflix, puedes suscribirte gratis el primer mes, y así se echan también La reina del sur, que está buenísima. De verdad, si tienen tiempo (o sobre todo si no lo tienen, para que se lo hagan) denle una oportunidad.
Y entre algunos datos curiosos, mientras leía la página de Mara, me encontré esta historia de cuando por azares de la vida, ella y su novio tuvieron una boda gitana.