aviso de ocasión

Vendo libros. No son la mera onda, pero ya no caben en mi librero. Lista, condiciones y precio a continuación:

La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. FCE. Buenas condiciones. Llévenselo, por favor. 15 pesos.
La hora de las brujas, Anne Rice. Ediciones B. Un poco madreado, pero consideremos que es un libro de casi 1,200 páginas de porquería pura. 50 pesos.
-La otra ciudad, José Enrique Saucedo. Nuevo, sin leer. Cuentos. 15 pesos.
-De noche los amores son pardos, de Julio César Félix. Ed. Tierra adentro. Poesía, sin leer. 10 pesos.
-Las enseñanzas de Don Juan. Carlos Castaneda. FCE. Nuevo, sin leer. 50 pesos.
Salón de belleza, de Mario Bellatín. Ed. Tusquets. Lo leí una vez, está en perfectas condiciones. 50 pesos.
-The Celtic Tarot. Sin comentarios. 15 pesos.
Frankenstein, de Mary Shelley. Editores Mexicanos Unidos. Lo leí en prepa, hasta está forrado con contact, jaja. Una ganga. 10 pesos.
20 poemas de Bukowski. Ed. Mitos. 10 pesos.
-El miedo de los ángeles, de Jesús Mercado Aguilar. Conarte. Poesía, 10 pesos.
-Deseo, de Elfriede Jelinek. Ed. Destino. Buenas condiciones, NUNCA pude terminar de leerlo. Costó caro. 100 pesos.
-Vida con mi viuda, José Agustín. Ed. Joaquín Mortiz. Leí como 30 páginas, una porquería. Nuevo. 100 pesos.
-La otra cara de Rock Hudson, de Guillermo Fadanelli. Ed. Anagrama. Una porquería, y también costó caro. 100 pesos.
-Florencia y Ruiseñor, de Barbara Jacobs. Ed. Alfaguara. Nuevo. 50 pesos.
-A la caza de un empleo, de Luis Lamas Maupomé. Ed. Castillo. No sé cómo diablos llegó a mis manos, pero lo interesante es la meta-historia dentro del libro (una dedicatoria, y una carta de por qué nunca se entregó). 20 pesos.
-The Book of Nod, Ed. White Wolf. Nuevo, excelentes condiciones. 100 pesos.
Vampire The Masquerade (1998), Ed. White Wolf. Excelentes condiciones. 150 pesos.

Interesados: envíenme un email a susana.re en gmail.com

de un sábado por la mañana

El lugar donde trabajo es un recorrido que se hace por turnos, tiene una capacidad de recibir a ocho personas cada quince minutos, por lo que es importante que la gente haga reservación. A la gente le agobia reservar, pero bueno, pasado este primer “obstáculo” (en el que sólo hay que levantar el teléfono y elegir un horario) lo realmente difícil es que la gente se presente.

Cuando la gente llega a tiempo (sigo hablando del lugar donde trabajo), para mí es como una sorpresa muy agradable. Debería ser algo normal, pero no, es en verdad una gran sorpresa. El problema es cuando no llegan. En fin. A lo que voy es que me molesta mucho la gente irresponsable, la gente que no atiende indicaciones, que no importa el tamaño de la letra no lee los letreros, “es que no vi”, “es que no te escuché”, “miss, pero usted no dijo que la tarea era para antes del examen parcial”. Cosas así. No sé en qué se nos va la mente, pero no estamos al tanto de lo que ocurre a nuestro alrededor, no podemos levantar el teléfono para hacer una cancelación, no podemos salir 5 minutos antes para no llegar tarde a nuestra cita, hay gente que ni siquiera al cine llega a tiempo.

Tampoco pido perfección, sería aburrido. Pero creo que hay cosas básicas y esenciales en las cuales debería estar nuestra atención y consideración y no lo está. Ser auténticamente amable al contestar el teléfono me ha servido de mucho, y el shock es mayor cuando la gente me ve en persona: ¡¿A poco tú me contestaste el teléfono?!. Es tan divertido. Pero no iba para allá, ser amable es también una de esas pequeñas consideraciones hacia el otro que no sé por qué cuestan tanto trabajo. Nunca estamos dispuestos a dar, por eso la gente entregada es tan valiosa.

En fin. Todo esto porque en la mañana no me podía levantar, y cuando llegué al trabajo, descubrí que había sido un poco en vano. Grr.

pesadillas matutinas

Cuando me despierto muy temprano por la mañana, mi cerebro me castiga sintonizando el radio del horror, es decir, colocando en mi mente (y en loop) alguna de esas terribles canciones que tanto detesto. Las opciones son infinitas. Hubo una época en que me despertaba cantando “mi mariposa de amor, mi mariposa de amor” y así, porque no me la sé y así en pedacitos es más horrible. Hubo otros días en que me desperté con alguna de Julieta Venegas (no me caía mal, en serio, pero ahora LA DETESTO, y puedo decir con orgullo que JAMÁS he escuchado completa esa canción que dice algo como “que lástima pero adiós”) y así, podría mencionar muchas muchas otras. Hoy me desperté con esa canción reguetonera que cantan dos tipos, uno ingenuo que aconseja a su mejor amigo (que sale con una mujer casada) que no hay pedo, que si se quieren está con madre. Pero ¡oh sorpresa del Hado maligno! la mujer casada en cuestión es esposa del amigo ingenuo. Que en ese momento se queda sin esposa y sin amigo. Ja. Pues mi mente me castigó hoy con esa. Entre el shampoo y el acondicionador, intenté quitármela de la cabeza, pero mi cerebro amenazó con ponerme una de las bandas que más odio en el mundo: Maná (¡noooooooooo!) entonces le dije “ok, ok, déjame la reguetonera, pero ya verás cuando me suba al coche y ponga el CD, no podrás torturarme más”. Y en efecto así fue, al encender el estéreo del coche me recibió un hermoso saidi del cual no recuerdo el nombre, y fui feliz.

PERO, la pesadilla todavía no había terminado. Cuando llegué a la oficina, una de mis compañeras que hoy estrena computadora, estaba oyendo… ¡MANÁ! a todo volumen. Llevo una hora en este lugar, y la tortura no ha cesado.
Me-ca-ga.

entretenimiento

Mi padre me pasó este tip de los widgets. Son pequeños programitas que están sobre el desktop, no pesan y se ven retechulos. En mi compu de la oficina ya tengo el reloj digital, el calendario, el control para el itunes y hasta el pronóstico del tiempo con todo y nubecita que llueve. Así que ahora nosotros los que no usamos mac, podemos disponer de estas simpáticas herramientas. Hay un montón, unas útiles y unas muy pendejas la neta. Have fun.

Yahoo! Widgets – Get Weather, Photos, Calendar, and More on Your Mac or Windows Desktop

son tus perjúmenes

Pues que el domingo me lancé a ver El Perfume. Y que no sé si me gustó. Recuerdo que el libro sí me gustó, no está en mi top 10 pero sí recuerdo que me gustó mucho. El problema fueron los 20 pubertos que estaban cagados de la risa en lo que debería ser la escena más sublime de toda la maldita película. Me puse de malas, muy de malas. Casi me daban ganas de pararme y patearlos. Últimamente me siento muy intolerante, muy irritable, todo me encabrona. Claro, eso me hubiera encabronado de cualquier humor, no sólo ahora que estoy irritable. El punto es que yo creo que no me gustó. La historia no me pareció tan impactante, tan chida como la recuerdo (la leí hace unos tres, cuatro años), quizá esa es la magia de las palabras (volvemos al dilema ver película/leer libro).

En fin, véanla y díganme si les gustó o no.

ester píscore

Mi primer encuentro con el baile fue a los 3 años, cuando mi madre me inscribió en clases de ballet con la maestra más estricta de la ciudad. Ni sé cuánto duré: la susodicha me corrió por platicadora. “Señora, su hija no tiene interés en aprender ballet. Quizá cuando esté un poco más grande…” Claro, lo que pasaba es que ahí mismo estudiaban mis amigas del kinder, y me parecía loquísimo verlas fuera del colegio. Luego siguieron los bailables de la escuela en los que me encantaba participar, y luego las clases de tahitiano. Sólo de recordarlas me da risa: estaba en cuarto de primaria… usábamos una ridícula faldita hecha de… ¿rafia? y un top pedazo-de-tela-mal-cortado-y-ajustado. Y bailábamos… tahitiano! jajajaj qué ocurrencia. Un día nos presentamos frente a la escuela en el festival del día de las madres… y a una niña se le cayó el top. Laura, se llamaba.

Mi siguiente encuentro “serio” con el baile, fue cuando entré a la prepa y quise ser parte del equipo de porristas (SHAME ON ME!). Duré… ¿un mes? y me arrepentí toda la vida. Pero peor cuando quise participar en esos concursos de baile, también mientras estudiaba la prepa, y OBVIAMENTE todas las que audicionaron para ser parte del grupo de baile, habían tenido clases de ballet y jazz y esas cosas que te hacen ser grácil y flexible y tener buena coordinación. Obviamente también, no llegué ni a la segunda ronda.
Muchos años y cheves después llegó el yoga, que por supuesto no es un baile pero me enseñó que mi cuerpo podía ser fuerte y flexible, y me ayudó a encontrar músculos que no sabía que existían. Y eso, dio lugar al raks sharki, que es una de las actividades más divertidas que he realizado. No sé a qué venía al caso todo este cuento. Quizá es porque he estado pensando que pude haber hecho muchas cosas antes, de haber sabido que podía hacerlas. Pero bueno, por ahora el baile me hace feliz, mientras no piense en esas niñas de once años que bailan igual o mejor que mi maestra. Y es lindo encontrar actividades que te distraen del cotidiano trajinar y del hastío que ronda como ave carroñera, esperando que te duermas para entonces sí.