la bandera de la nostalgia

Can me envió, para mi cumpleaños, un paquete lleno de tesoros. Delicias turcas, helva, dulces, música y una mascada con un diseño muy tradicional en Turquía. La mascada en cuestión es azul marino y tiene un diseño floral, y la uso sólo en ocasiones especiales.

Hace algunos días tuve un sueño.

Soñé que despertaba en mi cuarto y la gran ventana no tenía cortinas. Usualmente tiene unas cortinas negras que dejan pasar poca luz; por eso, cuando desperté y sentí tanta luz a través de los ojos me pareció muy extraño. Abrí los ojos y miré hacia la izquierda. Por la ventana entraba una luz muy extraña, era como esa luz que se filtra por entre las nubes en un día nublado, que hace que el verde se vea extrañamente más verde. Pero también percibí un viento más o menos fuerte, que doblaba las ramas de los árboles que alcanzan a verse por la ventana.
Entonces me dí cuenta de que alguien había atado mi mascada a la protección de la ventana. Desde adentro veía cómo la mascada ondeaba en el viento, azul marino contra el cielo nublado. Lo primero que pensé es que seguramente la había perdido y alguien la había puesto ahí para que yo la viera. ¿Pero quién? ¿Cómo sabían que era mía, si casi no la he usado?
Mientras la miraba, todavía adormilada, me invadió una sensación de pérdida. No del objeto, ese se encontraba ahí, sólo era cosa de que saliera y lo desatara. Más bien de falta, de nostalgia, de algo muy bello que estaba siendo removido (por el viento) y que para mí estaba lejos, pero no inalcanzable. Es curioso que haya soñado exactamente ese trapo y no otro.
Luego desperté, pero en mi cuarto ya había cortinas.

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