Me tengo que quejar. Ya casi todas mis amistades cercanas lo saben y mis papás se cansan de oírlo, pero tengo problemas graves con Beny. GRAVES.
Esta bella creaturita, desde hace como un mes, empezó a maullar fuerte, muy fuerte. Después ese maullido se convirtió en alarido, y después en grito onda pavoreal en celo. Al principio me parecía simpática su forma de maullar, entre gato posesionado por algún espíritu demoniaco, pasando por las guacamayas y al final, llegando al pavoreal. Pensé “está sordo, le ha de parecer curioso sentir la vibración del sonido en su garganta” o algo por el estilo.
Pero cuando empezó a despertarme a las 6-7-8 de la mañana, sin distinguir lunes de domingos, la cosa dejó de gustarme por completo.
Lo que yo hacía hace unas tres semanas era sacarlo y amarrarlo a una protección de la ventana (recuerden que magentuosa vive en unos edificios sin patio, pero por estar medio en el cerro alrededor hay como que medio naturaleza PERO a pocos metros, un boulevard muy transitado) y Beny, por ser sordo, no teme a los carros (“Juan sin miedo” es su otro nombre). Le hice un cordón muy largo atando tres correas y con el arnés lo mantenía en un área determinada. Mao, por otra parte, tiene tanto apego conmigo (“mamachado”, como decimos por estos lares) que en cuanto salgo y digo “Maoooo” viene dando saltitos de gusto y me hace todo un numerito que incluye revolcarse y ronronear a volúmenes increíbles mientras se frota conmigo. Pero el gato sordo… pues ni modo, amarradito.
Pues el muy cabrón empezó a soltarse. Y para no hacer largo el cuento, en el transcurso de una semana los empecé a dejar salir solos, sin correa, sin amarrarlos. Claro, fue un proceso gradual: primero los sacaba a pasear por el área “verde” con arnés y correa, luego sólo Beny con arnés y correa y Mao suelto, luego solos aunque Beny seguía atado, y ahora ya los dos salen solos. Lo chido es que se mantienen juntos cuando andan afuera, y en cuanto Mao se pierde de la vista de Beny, este empieza a llamarlo. También entran juntos (les dejo un cachito del ventanal abierto) y los muy tontos se meten a usar la caja de arena habiendo tanta pinche tierra allá afuera.
En fin, pues ya salen solos (fanfarrias, albricias).
Ahora salen diario, pero siempre los meto temprano, mucho antes de que oscurezca. La cosa es que conforme los sacaba más seguido, Beny exigía que lo sacara con más frecuencia y más temprano. El otro día fue el colmo: Beny me pidió salir a las 6.00 de la mañana, afuera todavía estaba oscuro, creo que ni coches se oían en el boulevard. Y cuando digo “me pidió” más bien me gritó durante lapsos de 10 minutos que eran interrumpidos por las almohadas que le lanzaba desde mi cama o ya de plano cuando lo agarraba a cojinazos mientras lo perseguía por la sala y el comedor, donde me pegué tan fuerte en un brazo que me salió un moretón que más bien era verde. Todo esto a horas francamente inhumanas. Y ni de chiste pensaba dejarlo salir a esa hora por una cuestión de definir quién es la que manda. Me daba coraje que hiciera esos ruidos, pero más coraje me daba dejar que el gato me mangoneara.
Pasé una semana medio haciéndole caso (porque era la única manera de que se callara y me dejara dormir) pero ahora la situación se ha vuelto insostenible. Entonces pensé what would Skinner do? (como el Piantao me dijo hace tres mil años) y mi técnica ahora es dejarlo maullar (lamentablemente) hasta las 10, y a esa hora dejarlo salir. Puede ser un minuto después pero nunca un minuto antes, para que no empiece a pedirme salir cada vez más y más temprano.
Antier fue el día 1. Me levanté a las 9, me bañé, arreglé, etcétera todo mientras un coro de un solo gato me hacía perder la poca paciencia. A las 10 corrí a abrirle la puerta.
Ayer, día dos, milagrosamente Beny no maulló hasta después de las 9. Cuando desperté fue por los arrumacos que Mao me estaba haciendo (le da por ronronearme, frotarse con mi nariz y lamerme la cara) y pensé “wow, a lo mejor Beny se murió o algo, porque son las 9 y no ha gritado”. Y para decirles la verdad, este pensamiento fue real en el momento jaja. Hasta me preocupé y todo. Claro que unos minutos después Mao lo despertó e inmediatamente empezó a pedir salida. Pero fue por muy poco… a las 10 que les abrí la puerta, Beny no estaba gritando.
Hoy, día tres, Beny empezó como a las 8 de la mañana, se calló a las 9.30 y se acostó en mi cama. Cuando se acuesta en mi cama es porque ya se cansó de gritar, pero no crean que se duerme: se echa o se sienta con la mirada clavadísima en mi. Yo de pronto abro un ojito y veo esos ojotes amarillos al pendiente de mis movimientos, de modo que cuando me levanto corre a la ventana. A las diez los dejé salir: Beny ya no aullaba.
Mao no forma parte de todo esto: la verdad es que él se porta muy bien y aunque a veces pide salir (regularmente en la tarde) es por poco, maulla quedito y tierno, ronronea, se frota… y me da risa que a veces se duerme arriba de mí, y en cuanto Beny empieza a gritar, los dos nos despertamos de golpe… Mao tampoco se ve muy feliz de que Beny maulle así, y mucho menos le sigue la corriente.
En fin, espero que mi técnica funcione… lo difícil es soportar los gritos de Beny sin a) correr a estrangularlo b) correr a abrirle el ventanal independientemente de la hora. La idea es que eventualmente (espero) se acostumbren a que el ventanal se abre a las 10, así maullen como si se estuviera acabando el mundo.
He intentado grabarlo y por una u otra no he podido, pero lo más cercano a sus alaridos es esto:
[audio: pavoreal.mp3]
En un descuido y Beny está emparentado con los pavoreales. Yo me creería que este es su primo.
.
.
.
.
Disclaimer: Adelantándome a los posibles comentarios respecto a por qué no los dejo estar afuera todo el tiempo que quieran, les comento que mis gatos son caseros, es decir, están mimadísimos y no tienen las aptitudes y la tolerancia al estrés como para vivir de gatos callejeros. Además, mis niveles de aprehensión y obsesividad, mi educación y las buenas costumbres (jaja) no me permitirían tener un gato de calle, so riesgo de tener un infarto o como mínimo un shock nervioso de lamentables consecuencias al verlos aplastados bajo las llantas de algún coche en el boulevad que está cerca de mi depa. Respecto a si usan o no collar con plaquita: mañana mismo les compraré sus collares, conocidos como “break-away” que en caso de quedarse atorados en algún lado, con un pequeño jaloncito se abren, evitando así el riesgo de estrangulamiento.
Una vez leí algo que iba como “Cats once were worshiped like Gods and they havent forgotten this”.
Creo que se aplica excelente a Beny.
You are a slave, so bow down!