Un día en la vida

Ayer, cuando íbamos rumbo al consultorio del Piantao, un coche se detuvo a mitad de la calle frente a nosotros. Yo iba conduciendo y le saqué la vuelta, volteé a mirar por qué la conductora del coche de adelante se había bajado y entonces lo vi: un gato atropellado, maullando desde el piso. Frené de golpe, el Piantao se bajó. La otra conductora lloraba y gesticulaba mientras el Piantao levantaba con sumo cuidado al gatito (de no más de 6 meses) haciendo como una mesa con sus manos. Le dijo a la chica que lo llevaba al veterinario, ella le hizo jurar que así sería. De regreso en el coche vi a esa criaturita sobre las manos de mi esposo: era un taby anaranjado, delgado, pequeño. Sus ojitos se entrecerraban, ya había dejado de maullar. Conducí torpemente hasta la veterinaria, ubicada a dos minutos de donde estábamos.
Pero en el camino, el gatito murió.
Yo le dije al Piantao nomedigas cómo está, nomedigas noquierosaber, trataba de no mirar al felinito indefenso mientras conducía. Así que no me dijo, pero él sintió el momento en que el gatito falleció. Cuando llegamos a la veterinaria ya no había nada qué hacer.
Al menos no murió en el pavimento, maullando, sin entender qué sucedía ni poderse mover.
La imagen se imprimió en mi mente con tal fuerza, que incluso ahora, más de 24 horas después, no puedo dejar de pensar en eso. Yo no sé si mis gatos lo perciban, pero cuando estoy en casa Mao no se despega de mí. Cuánto tiempo llevaba ahí, por qué la demás gente no hizo nada, por qué -en primera instancia- fue atropellado, son preguntas que ni siquiera vale la pena hacerse.
El tema es que siento una desesperanza profunda y una gran tristeza al pensar que nunca podré ver a una humanidad sensibilizada ante la vida, la belleza y el prójimo, sea éste un árbol, una persona, o un gatito indefenso maullando desde el pavimento.

4 Replies to “Un día en la vida”

  1. Yo siento igual la desesperanza, sobre todo porque hace poco vi a unos niños maltratando a unos kittens, muy feo, los regañé pero les valió madres, eso les pasa por vivir pegados al iPad, no sé, les dan ganas de violentar. La culpa no es tanto de ellos, que son niños, la culpa es de los papás que no educan a sus hijos en el respeto y la compasión.
    Por otra parte siento igual de desesperanza con nuestros políticos porque ahora con el 16% de iva a la alimentación de los gatitos y perros a muchos nos vienen a joder (perdón por la expresión) yo tengo 3 gatos y 3 perros, todos recogidos de la calle porque alguien ya no quiso alimentarlos, o sabrá Dios por qué. En serio se pasan. Aún te leo.
    Saludos :)

  2. Medulla, qué gusto leerte.
    Sí, últimamente veo muchos casos de niños maltratando animales, no me cuadra para nada en la cabeza. Ojalá (y suspiro mientras pienso esto) que con la labor que tanta gente hace para que se les dé su lugar a los animales, los niños de mañana no sean así. Y respecto al alimento… ni qué decir, es horrible. Yo en diciembre voy a la central de abastos y me surto para alimentar a mis 5 hijos, jaja. Saludos :)

  3. Ya me puse a llorar con tu post…

    Me da gusto que sigan existiendo personas buenas como tu que aún se preocupan por los animalitos.

    Eso hace que nuestro planeta siga girando.

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