Bir fincan kahvenin…

Bir fincan kahvenin 40 yil hatiri vardir
(Una taza de café la recordarás durante 40 años)
Proverbio turco

Hay otro proverbio turco que no puedo encontrar, que dice algo así como que nunca olvidarás tu primera taza de café turco. Ciertamente yo no la olvidaré y les puedo presumir por qué: ocurrió hace relativamente poco, en mayo de 2009, en la ciudad de Estambul. Casualmente en esa época hay un festival de no recuerdo bien qué, pero cubren los camellones y parques de la ciudad con la flor de Turquía: los tulipanes. Miles y miles de tulipanes brillantes, asomándose en las jardineras y los parques, enmarcado la vejez de los edificios. La ciudad brillaba de colores. En cierto momento me encontré caminando frente a Hagia Sophia y me detuve en un café con vista a la Mezquita Azul. Acababa de iniciar mis clases de turco, pero con lo poquito que sabía pude pedir mi café az şekerli (es decir, con poca azúcar). Un derviche empezó a girar en el escenario al ritmo de la música. La tarde caía. Entonces bebí mi primera taza de café.

Recuerdo varias otras tazas. Una, por ejemplo, en casa de la vecina de Gamze, quien nos invitó a tomar el café a las tres (Gamze, su mamá y yo) y ellas platicaban felizmente en turco mientras yo bebía de una hermosa taza y admiraba la minuciosidad con la que estaba servida la mesita de la sala: dulces, galletas y aperitivos, todo servido en platos divinos y en porciones pequeñas y hermosas. Las mujeres chismeaban, supongo. Yo miraba y bebía.
En otra ocasión, Can y Ceren nos invitaron a tomar un café en un pequeño lugar de Taksim; Ceren dijo que era de los mejores lugares para tomar café. Había unas pequeñas mesas con pequeñas sillas (no es metáfora), por lo que estábamos sentados los cuatro casi al nivel del suelo, al aire libre. Los meseros preparaban el café en unos fogones dispuestos en la banqueta. Preparar el café es un ejercicio de paciencia, el preciado líquido no debe hervir sino más bien calentarse a fuego muy lento para que espese. Pobre del que descuide la estufa mientras lo prepara, es un caos limpiar el polvo finísimo del molido turco (me ha pasado).

Desde entonces es un vicio adquirido. Siempre que hay visita en casa me gusta ofrecer un café turco (hay una variante del proverbio que dice que quien te invita un café turco tiene 40 años de mérito). Me gusta ver esas pequeñas tazas llenas de diseños típicos, esos pequeños vasos con agua fresca que se sirven para aclararse la garganta antes de tomar el café y dos cuadritos de lokum a un lado de la taza, sobre el platito. Disfruto la minuciosidad de la preparación, vigilar cada segundo del cezve puesto al fuego, servir con cuidado para que la “crema” del café cubra la superficie de la taza servida. Me llena de orgullo cuando me dicen que qué rico café, que cómo lo hice.
Y entonces les explico. Lo que no les confieso a mis visitantes es que ese café va rebosante de recuerdos: lleva los minaretes de Hagia Sophia, de Sultanahmet y de Eminönü, lleva los arcos de Yerebatan Sarayi, los tulipanes de las calles, el tram de Istiklal, el té negro que bebí al atardecer en Kadiköy, el harem de Topkapi, un paseo sobre el Bósforo, los colores del Gran Bazar, los olores del Mizir Carsisi, los pescadores en el puerto y hasta una imagen de esa señora que bailaba tímidamente y sola en un concierto de Tarkan. Y contiene otros ingredientes por el estilo, tantos que no puedo enlistarlos en este espacio.
No sé si mi café logre impregnar la memoria de mis amistades de un viaje que quizá no han hecho, pero espero que al menos por unos minutos se sientan en un lugar que no es el aquí.

2 Replies to “Bir fincan kahvenin…”

  1. Hola Magenta,
    Nada que ver con el post nada más es un breviario cultural para decirte, bueno recomendarte, una película llamada “La bicicleta verde” me acordé de tí con la niña, de cuando grababas tus canciones en casettes y hacías tus playlist esperando a que salieran las canciones de la radio. No recuerdo si te leí algo así o a alguien más, pero, bueno, yo lo hice también en los 90’s. Así grabé la de Matricula 2, Echar a volar, jaja. Creo que te puede gustar la película. Es entrañable.
    Saludos!! Un abrazo. :)

  2. ¡Gracias! Apenas veo tu comentario. Y sí, muero por ver esa película! dónde la viste? aparecía que la iban a estrenar en cinépolis pero luego ya no. ¡Un abrazote!

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