Odio comer sola. Cuando tengo que comer sola, prefiero hacerme tonta un buen rato hasta que el hambre sea tan insoportable que no me quede otro remedio que comer. A veces no llego a este punto y sencillamente no como, o me como cualquier cosa azucarada para engañar al estómago y evadir el trámite (ya sé que está mal, no lo hagan).
Hoy me esperé hasta que el hambre fue mucha y hasta entonces salí a cazar mi comida. Me acordé de cuando me toca comer y ando de viaje: cuando viajo sola suele ser un problema, porque se entiende que todos los días desayunaré, comeré y cenaré sola. Así que bueno, tengo que valerme de artimañas para no sentirme tan sola en esos momentos.
Mientras me comía mi torta (frente a la computadora), me acordé de la primera vez que viajé sola a Estambul. Era un día cualquiera, quizá cerca de media noche, y tenía un hambre feroz. Como me estaba hospedando cerca de Taksim, que es una parte de la ciudad que casi no duerme, decidí ir a buscar algo qué comer. Encontré un carrito de kebabs en la acera, rodeado de hombres que cenaban. Elegir en qué idioma pedir las cosas es otro tema, porque pocas personas hablan inglés y yo me sé tres palabras en turco. Así que ahí champurreando las palabras nos entendimos el señor de los kebabs y yo.
Decidí quedarme a cenar ahí mientras medio hablábamos, así no la pasaba tan sola mientras comía mi kebab. Cuando me preguntó de dónde era y le contesté que de México, se quedó pensando un rato, como tratando de acordarse de un nombre… luego de un minuto hizo una expresión de acordarse y dijo “¡Eduardo Capetillo!”. Morí de la risa.
A veces, comer sola tiene sus encantos.
What?
¿Por qué lo conocen?
No tengo la menor idea. ¿Alcanzar una estrella? ¿O cómo se llama la telenovela donde salía? Porque conocí a una turca-griega que se había aventado todas las de Thalía :O