La cosecha de gatitos

Como en esta casa tenemos un patio muy pequeño y sin césped, se nos ocurrió comprar unas jardineras de esas alargadas y sembrar césped en ellas. Compramos 4 (una para cada gatito) y la idea fue desde el principio un éxito. El césped prendió bien, a pesar de que casi no hay sol en el patio, y los gatitos corrieron a “pastar” (jujuju) y a quedarse dormidos sobre el zacate.
Pero luego con el invierno el sol dejó de llegar definitivamente a nuestro mini patio, y fue cuando decidimos poner la malla en el balcón para que pudieran salir a asolearse. La siguiente mejor idea del mundo, fue mudar las jardineras con el césped y nuestras plantitas al balcón, donde hay sol casi todo el día. Éxito inmediato.

El árbol navideño

No había puesto fotos, no sé por qué, le tomé algunas al pino pero no me gustaron. Luego me encontré esta que tomo Lix (o Raúl, no sé) y como siempre me la robo de su blog. Pero es que es la foto más linda que hay de nuestro árbol navideño, el primero que pusimos juntos el Piantao y yo. Quisiera subir la foto donde sale colocando la estrella pero temo por su reputación profesional, jaja. En la foto se ve la parte posterior de la sala (“parte posterior” como si la sala midiera kilómetros) y debajo del árbol, los regalos navideños visigodos.
Así que helo aquí: el árbol navideño cuya decoración sólo vivirá hasta el próximo domingo.
Hasta el próximo año, arbolito. Bien por ti que sobreviviste a los gaturros.

Feliz Navidad

El Piantao, los gatitos y yo queremos desearles felices fiestas :)

Gracias a Angélica Bracho por la super ilustración.
(Como quiera soy super grinch, ¿eh?)

Los gatitos y el sol

Conforme nos hemos introducido en el invierno, el sol cada vez entra menos por las ventanas. Ahora son sólo unos cuantos puntos selectos en los que los gatitos pueden tomar su baño de sol. Beny empezó a tener el pelo tieso y un poco opaco, algo que nunca había sucedido, y me preguntaba si tendría algo que ver con una falta de vitaminas o qué sé yo. Le dije al Piantao que deberíamos llamar al veterinario, porque lo veía yo muy ñejito. Así quedó la cosa.

A mi no me gusta dejar salir a los gatos al balcón, porque los pájaros son muy cócoras y los cables están ahí, luego luego al alcance. Lo peor es que luego podrían saltar e irse, cosa que generaría mucho (mucho) drama. Así que siguiendo el tip de Edigator y una idea que ya traíamos en mente pero no quería concretar por lo visualmente poco atractivo que resultaba, cerramos el balcón con tela gallinera. Así es, el balcón se ha convertido en un… ¿gatillinero?
La noticia no pudo ser más feliz para los gatitos, porque el balcón es ciertamente el lugar donde más se concentra el sol a lo largo del día. Es un área pequeña pero creo que les gusta mucho. Beny (y todos) empezaron a tomar sus baños de sol, lo que inmediatamente repercutió en el pelo de Beny, dejándolo blanco y suave, como siempre había sido. Hasta a mí me dan ganas de salirme a tomar el sol, pero como la casa de enfrente sigue en construcción (grr) temo que los albañiles se burlen de mi bata de animal print fiucha. Así que con que salgan los gatitos me doy por bien servida.
He notado también que a veces salen a tomar el sol y luego de un rato se meten al cuarto todos tostaditos y se duermen en la cama (a la que no llega el sol). Luego salen a tomar el sol, regresan a la cama y así, como si se encontraran en un balneario alternando agua y sol.

Qué vida la de los gatos.

knit knit purl purl

Hace ya un buen rato, quizá unos dos años, que Beatriz me enseñó cómo tejer una bufanda. Inicialmente la quería hacer en esa cosa con ganchitos (telar?) donde supuestamente es más sencillo tejerla, pero cuando surgió la oportunidad de aprender a hacerlo con agujas como que se me hizo más reto y decidí entrarle. Entonces empecé a tejer mi primera bufanda por allá de… ni me acuerdo! y hasta la fecha no la había terminado. Pero ayer por fin le bajamos los puntos y le puse las tiritas de las orillas y tarán! Ya hasta la puedo usar.
Me obsesioné un poco y empecé a hacer la del Piantao, la tuve que desbaratar varias veces (not nice) pero ya por fin creo que voy bien encarrilada, será un poquitito más interesante que la mía (ya hago dos puntos diferentes en lugar de sólo uno) y además tengo otra en la fila, por lo que debo de ir a comprar un estambre que sea adecuado para el diseño. Ya hasta cuenta en Ravelry tengo. Espero poder aprender a tejer algo más que bufandas, me encantaría poder hacerme un chal :) y suetercitos para los gatos, aww. Nooo ya sé, una de esas colchas de cuadritos tejidos :O

Las plantitas

El otro día el señor de las plantas me trajo unas tan lindas, que no pude decirle que no. Tampoco es que tenemos tantas plantas, apenas estamos comprando una que otra, porque no tenemos experiencia cuidándolas y me da miedo que se me mueran. Todavía recuerdo mi primera planta: se llamaba Penélope, era púrpura. Me la regaló mi mamá porque cumplí años. La puse en la ventana de mi entonces hermosa oficina, una casa antigua en el Obispado. Pues nada, la pobre no se tiró porque no pudo pero como quiera se secó. Nunca supe por qué. Desde entonces me da un poco de miedo tener plantas, por eso tengo gatos, porque esos sí los sé cuidar jaja.



Total que estas muchachitas llegaron. El Piantao y yo estábamos obsesionados con una maceta que vimos, así que plantita sin maceta + maceta chida = vamos ahora mismo a comprarla. Y este es el resultado.
Bueno la foto no es la mejor, pero es que el sol estaba pegando muy duro y recortó muy feo la imagen. Pero es una maceta de espejitos, que cuando le da la luz se ve divina. También en nuestra expedición a Los Cavazos, donde compramos la maceta, encontramos un lugar que vende mugrero antigüedades dignas de Los cazadores de tesoros, programa que al viejito Piantao le encanta ver. Vimos algunas cosas HERMOSAS que pienso comprar algún día, cuando tenga dinero (denme dinero).
Ok, pero la maceta. La idea es poner en el balconcito macetas locochonas, coloridas, felices, y llenar de colores el balcón ya que la casa tiene el color más feo del planeta y como obviamente no es nuestra, es imposible cambiarlo. Bueno no es el más feo del planeta, sólo que casualmente es el que menos me gusta, jaja. El asunto es que hemos descubierto que el verde es vida… en serio! plantita a plantita la casa va tomando otra luz, como… es que no sé explicarlo. Nunca había tenido plantas, nunca había experimentado el “querer” a una planta, nada de eso… pero la sensación de su compañía, de que están ahí simplemente siendo bellas, de que dependen de ti… no sé, es una cosa muy rara que mejor dejaré de tratar de explicar porque temo que me juzguen más loca. Así que mejor veamos a Julieta (que no es una julieta, pero así se me ocurre que se pueda llamar) mirando hacia la sierra madre. Díganle “hola” a Julieta… ¡hola! :)