someone call the ambulance

¿Qué haces conectada un sábado a las 11 de la noche?!!, me pregunta un escandalizado amigo que está en España y va llegando a su casa a las 6 am. Ehm, estoy cansada y ya no me divierte salir. Sí me divierte. Bueno no, sólo a veces. De qué depende, no lo sé, espero que no dependa de la edad. Ya Gaby ha hablado al respecto, y Nora también, así que no abundaré en el tema. Pero bueno, eso.

Llevo días escuchando Infra-Red de Placebo. Una y otra y otra vez. No me gusta especialmente Placebo, pero esa canción no sé por qué se me ha metido en la cabeza y no la puedo soltar, me encanta. Algo tenía que agradecerle al radio. Y descubrí que me gusta She Wants Revenge. Algo bueno de ayer (además de ver a a mis amigos) es que vi un video que me fascinó y me provocó pensamientos muy… interesantes. Vean este video (no lo puedo insertar, bu. WordPress no es perfecto).
Me encanta esa mujer, y cómo se ve ahí. Etcétera.Y antes de que se me olvide, ¿alguien busca trabajo? Es un proyecto muy chido, necesito gente que pueda trabajar tiempo completo. Para que se den una idea, aquí hay una liga. Les va a encantar.

and I feel so much depends on the weather

Hay una lluvia hermosa allá afuera, con mucho viento, relámpagos y todo el escándalo que una buena lluvia necesita. Y hace apenas 10 minutos estaba soleado y con un calor del diablo: Bienvenido a Monterrey, si no le gusta el clima actual, regrese en 15 minutos.

Yo no sé por qué me pasa esto, pero siempre que va a cambiar el clima, me da una jaqueca espantosa. Dolor intenso de cabeza, mareo, baja presión, muchísimo sueño. En cuanto se deja venir la lluvia, todo síntoma desaparece. Hoy estuve durante horas lamentándome precisamente de un terrible dolor de cabeza, pero no pensé que fuera por un cambio de clima. Y tarán, la lluvia salida de la nada. Madres, y ¡hasta con granizo! Qué delicia, hay toda una tormenta allá afuera.

Otra señal de cambio de clima es mi gato. Cuando va a llover, o va a entrar un frente frío, mi gato se pone tieeerno tierno, muy chípil, needy, inusualmente cariñoso, etcétera. Siempre ha sido así, durante años, y yo no entiendo por qué el cambio de humor tan evidente. ¿Alguien tiene idea?

Pronto cumpliré años. No es que esté pidiendo regalos (aunque siempre son bienvenidos) sino que esta etapa, este número “especial” me ha hecho pensar en muchas cosas. No los aburriré con mis reflexiones, simplemente diré la síntesis: me siento bien donde estoy.

tomorrow never comes until it’s too late

No hay nada que deteste más en este mundo que Una de las cosas que detesto más en el mundo es tener que levantarme temprano. Siempre he trabajado mejor de noche que de día, eso desde que estaba en la licenciatura, cuando me tenía que desvelar leyendo y escribiendo ensayos. Luego me desvelaba revisando ensayos, y ahora me desvelo tonteando, pero bueno, el punto es que me pone de muy mal humor levantarme temprano.

Ponerse en pie a las 5 ó 6 de la mañana es simplemente impensable para mí, sobre todo si es de lunes a viernes. Levantarse a las 7 es un suplicio, a las 8 podría considerarlo, a las 9 empieza a tener sentido. A las 10 creo que es una hora saludable. A las 11 si flojeas rico. Por supuesto, las cosas no funcionan así (al menos para mí) y desde el lunes pasado tengo que levantarme temprano, ahora sí. Es lo malo de tener un trabajo fijo, cuando estaba de freelancer podía hacer lo que me daba la gana, pero siempre me quejaba por no tener una rutina.

Conclusión: ni modo, a acostumbrarse a levantarme temprano.

En una nota aparte, quiero decirles que la culpa de todo la tienen los románticos. Sí, esos weyes que se pusieron a desear más de lo que podían tener, y por eso murieron solos, tristes y deprimidos. No me refiero a cosas materiales. Es lo malo de clavarse en la textura: sobreanalizar, pensar demasiado las cosas, poner mucha atención en los detalles. Pero cuando uno es así, pues qué le hace, ¿no?
Leer mucho no hace daño… y sí.

driving with my darling

Hoy fue uno de esos días en los que tuve que conducir largas distancias, en repetidas ocasiones. Voy brincando de estación en estación (sigo sin llevar a arreglar el reproductor de cd’s) y es verdaderamente desesperante oír siempre las mismas canciones, los mismos conductores desesperantes y con voces poco agradables. Ya me aprendí todas las canciones de La oreja de Van Gogh, “Rosa pastel” de Belanova, la que quieras de reguetón (“mami soy tu vaquero” se lleva el premio por hacerme reír hasta que me duele la panza). Me sé los comerciales del oxxo (“bueeeeno, sin maj preámbulos, leeré mi lijta de selejccionados… un geitore de uva, un geitore de ponche…”) y bueno, cantidad de tonterías que traigo en la cabeza por culpa del radio. Aunque debo admitir que Imagen (107.7) tiene una buena barra de noticieros.

El punto no es todo esto, sino el acto de conducir. He descubierto que cuando tengo que conducir y hay mucho tráfico, me vuelvo mucho menos tolerante y menos paciente aún fuera del auto. Cuando escuchaba a la gente quejarse por el tráfico, y cómo se estresaban por conducir y todo eso, me parecía ridículo. Pero ahora veo que es cierto, hay tanta gente que no sabe conducir, otra a la que se le va la vida si por casualidad te dan el paso, otros que no saben para qué sirven las direccionales, otros que se creen en pista de carreras (admito que me gusta conducir rápido, pero hay momentos). Los taxis y camiones se rigen por otra jurisdicción y otras leyes de física que desconocemos.

Hay gente que dice que manejar rápido la relaja. No creo que “relajar” sea el término adecuado, es imposible relajarse manejando, aunque la carretera esté vacía. Más bien creo que liberas endorfinas, adrenalina, y eso te hace sentir bien. Pero de ninguna manera te relaja, porque los procesos cerebrales se agilizan en varias áreas, como la atención, los reflejos, etcétera etcétera.

Pero de nuevo, I’m missing the point here. Todo lo que quería decir es que manejar los lunes a medio día en constitución escuchando locutores regiomontanos, tiene que ser tortura china.