La vida va. Las lecturas de la escuela me alcanzan, me rebasan, me cubren: cientos y cientos de fotocopias regadas por todo el cuarto. Es mucho lo que hay que leer, y encima, fotocopias. Pero bueh.
Mao cada día está más grande. La verdad es que es un amor con patas, es el gato más cariñoso que jamás había conocido. Cuando lo regaño me pone su cara de gato con botas (sí, ya saben, esa) y se queda todo quietecito, como diciendo “mami ya sé que hice mal, perdóname”. De pronto le pega el amor y se acerca a la cara (de quien esté en ese momento con él) y frota su naricita con la nariz de la persona. Ayer me lo hizo: estaba dormidísimo arriba de mis pies, yo leía en la cama. De pronto se levanta todo amodorrado, camina hasta mi cabeza, se sube en mi pecho, me da dos besitos (de esquimal) y se regresa a mis pies a dormir. Me tiene compradísima el cabrón. De hecho en este momento está dormido en mis piernas. Ya casi no cabe el tontis porque está enorme, y me da risa que se estira y rueda y se cae casi de la silla.
Ozzy, por supuesto, está de pésimo humor. Nunca se había caracterizado por ser particularmente ameno, pero ahora está… que no se aguanta ni él sólo. Todo porque Mao lo persigue siempre, queriendo jugar. Ozzy le bufa, le da manotazos, gruñe, corre, de todo. Mao no pierde el interés en Ozzy, y lo corretea por la casa. Pero Ozzy sólo quiere dormir, y como ahora no puede dormir sus habituales 16 horas diarias, anda de pésimo humor.
Ozzy pensando en llamar a la policía para que se lleven a ese chiquillo latoso.
Beny sigue viviendo en el depa que le renté (jajaja) es que como todavía no me mudo, la criatura está allá sola, no crean, me da mucha angustia que esté solito pero lo visito diario. Al menos no está en la calle, come bien y tiene muchos juguetes. Además Beny hace un desmadre de lo que sea, así le hayas dejado un cuadrito de papel al alcance, él se encargará de que se convierta en un caos mundial.
Pero la idea es que Beny y Mao vivan juntos en el depa, así que el viernes llevaré un rato a Mao para que Beny lo conozca y se vayan haciendo a la idea.
Adoré este post. Sugiero actualización perpetua de las peripecias de los tres niños.
Por cierto… ¿siempre que fue del vestido negro?
Saludos, Suza
Oliva: el vestido negro sigue en mi closet… tengo la esperanza de que mágicamente se haga grande o algo así.
Seguramente se llevarán bien :) Hasta hacen el Yin- Yang uno tranquilo y cariñoso y otro desmadroso.
Más post de estos ;)