El regreso del hijo pródigo

Pues no matamos a ningún becerro gordo (aunque mi papá sugirió a Tito, que está a punto de turrón) ni hubo anillo ni túnica, pero Mao regresó. Flaquisisisisísimo, el pobre ha de pesar dos gramos… sólo come y duerme. Y me ronronea :) estoy segurísima de que el estúpido se perdió, porque llegó muy estresado y mamachado.
Lo curioso es que precisamente ayer, mi mamá había soñado que Mao regresaba, y que era ella quien le abría la puerta, justo como sucedió en la realidad. Confieso que lloré cuando lo vi, lo abracé… y me regresó el alma al cuerpo.
En este momento duerme arriba de mi almohada (descubrió las bondades del memory foam) y espero que nunca se vuelva a ir tanto tiempo… fue muy difícil estar sin él.

4 Replies to “El regreso del hijo pródigo”

  1. Awww!!!! Qué bueno que regresó!!!!

    Con cariño y whiskas pronto se recuperará para estar lindo como en la foto…

    =D

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