Qué bonito es lo bonito

1. Anoche fuimos a cenar a un lugar de Kebabs al que no habíamos ido antes. Acostumbrábamos ir a otro, un carrito que se pone los fines de semana en la noche/madrugada en el centrito, donde están carísimos pero son de cordero. Este otro se encuentra escondido en una placita, a una calle de distancia del carrito primero. Los kebabs no son de cordero sino de res, pero la condimentación los hace absolutamente deliciosos. Como dijo mimarido: saben a “allá”. También venden shawarmas de pollo y res, lo que me hizo tener en loop esta canción en mi mente:

2. Nada mejor que quitarle el sueño a mimarido a carcajadas, mutuamente propiciadas.

3. A media madrugada, el kebab se manifestó. A pesar del omeprazol y la dimeticona sentía una bala de cañón dentro del estómago, no podía estar en ninguna posición sin sentirme incómoda y con gusto a cebolla en la garganta. Entonces fue que me di cuenta de que Mao ya estaba oficialmente enfermo. Lo tomé entre mis brazos, lo tapé con la colcha (aunque yo tenía calor) y escuché su dificultad para respirar, para pasar saliva, su naríz reseca. Lo abracé y ronroneó ronco. Aventé cincuenta veces a Julieta, quien con su ronroneo supersónico insistía en acostarse encima de los dos. Mao finalmente se hartó y se fue (qué bueno, yo tenía calor y no podía dormir con la bala de cañón) y entonces fue que escuché las arcadas. Prendí la luz de la lámpara del buró y Mao miraba su pequeño vómito. Parecía como flema. Mañana lo llevo al veterinario, pensé. Mimarido en el país de los sueños.

4. Luego reconsideré mi postura (física) sobre la cama, varias veces, y terminé por dormirme.
Desperté dentro de un sueño. Me encontraba en un pequeño cuarto que parecía de hotel con una tarima como escenario. Sobre el escenario, Nick Cave & the Bad Seeds. Como audiencia a lo mucho éramos 5 personas sentadas sobre la alfombra. Yo lo veía cantar y pensaba: “¿qué pensará Nick de estar cantando frente a 5 personas? ¿Cómo es que no le dieron más difusión al evento?”. A él no parecía importarle. Entonces cantó “Fifteen feet of pure white snow” y me di cuenta de que el cuarto en el que estábamos se parecía al lugar en el video. Curioso.
Terminado el pequeño show, Nick bajó del escenario y se puso a recoger sus cosas. Yo me senté sobre un escritorio que estaba ahí, a un lado de Nick, y lo miraba guardar algo que parecían imágenes en diapositivas muy grandes. Entonces me dirigió la palabra.

– What do you do for a living?
– I study. PHD. Literature.
– Oh. I knew.
– Why? (sonrío). Do I look nerdy?
– Nerdy and cute (él sonríe).

Acto seguido empezó a acercarse y, antes de que yo pudiera decir “pío”, me di cuenta de que me estaba besando. Me dejé llevar por el beso, sin abrazo, sólo un beso. No había otro contacto que el de nuestros labios en ese beso en cámara lenta y yo pensaba, así nomás, “ohpordios ¡estoy besando a Nick Cave!”.

5. Al despertar, tenía tres gatos dormidos encima. Julieta sobre mi almohada, justo al lado de mi cabeza. Mao, sobre mi estómago. Garabato sobre mis pies. Y en mi mente sonaba “Fifteen feet of pure white snow”. Tardé algunos segundos en entender por qué tenía esa canción en la cabeza.

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