Como ya los gatitos cabroncitos, que apenas el sábado cumplen un mes, andan bien inquietos, tuve que ingeniármelas. Normalmente se mantenían dentro del closet, y yo dejaba una abertura pequeña para que la mamá pudiera entrar y salir. La cosa es que ya son ellos quienes entran y salen… ¡ya corren, los canijos! Y me daba miedo que siendo tan pequeños anden corriendo por toda la casa.
Entonces, ayer a la 1.30 am, mientras sólo podía pensar en dormir pero no podía ir a dormir hasta solucionar el problema, se me ocurrió poner una caja pesada en la puerta. Así, todos los adultos -gatos y humanos- podemos pasar sobre la caja pero los bebés no, y tampoco los gatos la pueden arrastrar poque está llena de libros; del otro lado, puse unos zapatos pesados para que la puerta no se abriera y liberara espacio para pasar. Con este sistema (marca registrada del Dr. Chunga) los gatitos pueden andar libremente por el cuarto.
A Motiti le gustó la idea, y hasta usa la caja como puesto de vigilancia.
Abajo, la vieja loca saliendo al mundo (afuera del closet) con todo el esplendor de su pequeñez.