Mi gato Mao se perdió. Sí, ese del que les decía es mi consentido y tenemos una relación especial, como nunca he tenido con otro gato. Pues ya van 4 días que no vuelve, y JAMÁS había pasado UNA noche fuera de casa. Todo mundo dice que es normal, que ya regresará. He escuchado y leído casos de gatos que se van de 1 día a 1 año, pero regularmente el tiempo suele ser menor de un mes. Lo que me preocupa es que apenas tiene 2 meses viviendo en esta casa. Y es muy listo, de verdad, pero hace muy poco descubrió que del patio se puede pasar a la calle; tres días después de ese descubrimiento, se fue y ya no volvió.
Mi miedo es, obviamente, que le pueda suceder algo. Temo que se haya norteado y perdido, es lo que más me duele, pensar en que a lo mejor no sabe cómo regresar. Ya el Piantao y yo lo buscamos, caminando, en carro, de día, de noche… todos los días salgo cada cierto tiempo y hago una especie de chasquido al que mis gatos siempre responden (chasquido=comida, nunca falla). Entonces hemos caminado muchas calles haciendo ese ruido, llamándolo, platicando en voz alta para que nos escuche… y nada. Lo bueno es que ese chasquido hace mucho eco en la calle y en las cocheras de las casas, así que estoy segura que de estar cerca, lo escuchará. La cosa es que no hay ni rastro… ¿estará comiendo? ¿le habrá hecho daño algún perro, alguna persona loca? ¿Lo habrán atropellado? La angustia de no saber me está acabando, es como una pesadilla. Díganme exagerada, díganme loca, no me importa. Quiero a ese gato más de lo que he querido a algunas personas, y perderlo así definitivamente no estaba en mis planes.
El Piantao ha ido a buscarlo al depa. Dicen que hay gatos que se regresan a la casa donde vivían… yo veo complicado que regrese al depa, pues aunque no está muy lejos, hay una avenida grande que cruzar, y mucho tráfico.
Sí tengo la esperanza de que vuelva. Estoy a punto de pegar unos carteles en la calle, más para avisar que mi gato está perdido que con la idea de que verdaderamente alguien lo encuentre. Es un gato, nada más complicado. Ofrezco recompensa, principalmente para que no lo dañen.
Ojalá que alguien de buen corazón lo esté alimentando, Mao estaba tan flaco que no creo que aguante mucho sin comida. Precisamente estaba bajo tratamiento médico… no saben, me la he pasado llorando como tonta. Veo fotos de Mao, quiero llorar. Veo las medicinas que le estaba dando, quiero llorar. Miro la barda y creo que en cualquier momento va a aparecer ahí, saltando desde el patio de la vecina. Veo el plato que está en mi cuarto, a donde todas las mañanas venía a comer… escucho el crujido de las croquetas y volteo esperando que sea él. Un segundo antes de mirar hacia algún lado donde solía encontrarlo, siento un brinquito de esperanza, de que voy a voltear y ahí estará.
Lo peor, lo peor de todo es que no sé cuándo debo perder la esperanza. O si debo perderla.