Al Piantao y a mí nos gusta mucho el té. Nos hemos hecho la costumbre de tomarlo casi tan frecuentemente como el café, o quizá más seguido. En nuestra alacena tenemos de muchos sabores, pero mi favorito por mucho sigue siendo el negro. Hemos comprado hierbas en World of Tea (Plaza Tanarah, San Pedro), lugar que recomiendo ampliamente pero sugiero que cuando vayan compren con cuidado: uno no sabe cuánto puede terminar gastando ahí.

Esta fotito es de la taza que usé para tomar un té muy bueno hoy, en Salón de Té, lugar maravilloso (donde preparan una maravillosa sopa de tomate) que conocí gracias a Beatriz, y al que pude ir sólo dos veces porque lo cierran el miércoles. Una lástima.

Buen viaje


Latcho Drom (1993) es una especie de documental dirigido por Tony Gatlif, en el que se aprecia el “viaje” de la música gitana desde la India hasta España, pasando por Egipto, Turquía, Rumania, Hungría, Eslovaquia y Francia. No tiene trama, son 100 minutos de puro color y música que yo les recomiendo muchísimo.
Para los amantes del flamenco, aparece una cantaora llamada la Caíta, que yo nunca había escuchado porque desconozco mucho de flamenco pero, por supuesto, escucharla en la película fue una experiencia deliciosa.

La película la pueden conseguir en su Pirate Bay más cercano y probablemente en Amazon (si logran encontrar un dvd en NTSC. Yo fallé miserablemente).

A continuación, clips de mis tres de mis momentos favoritos: 1) una estación de tren en Hungría, 2) un violinista (de la agrupación Taraf de Haïdouks) debajo de un árbol haciendo roncar a un violín, y 3) los músicos que salen de sus casas tocando sus instrumentos y cual flautistas de Hamelin, reúnen a toda la gente y tocan de una manera impresionante (que por cierto, son los Taraf de Haïdouks).



Ayasofya

Y en honor al post anterior, una foto viejita de Ayasofya, tomada alrededor de 1850-1900, antes de las hordas de turistas y vendedores. N me pasó un link con unas fotos chidísimas de la vieja Constantinopla, que en serio tienen que ver.
Aquí les dejo una.

Hay lugares que nunca dejan de sorprenderme.
Bueno, ya entrados en gastos les dejo otra de las fotos, esta es del interior de Ayasofya.

Y finalmente, esta es una que tomé en el último viaje, en julio de este año. No se compara con las anteriores pero hacer contrastes temporales me divierte.

Estambul, cuadernos nocturnos

Pero a veces la noche no es remolino ni vértigo de deseos que se persiguen unos a otros, sino abismo. El lago negro en el que flotan emociones que carecen de nombre, las telas rotas de nuestras acciones inconclusas, las posibilidades irrealizadas. En ese punto aparecen las palabras que nos faltan en el día (…) Y es esa claridad exacerbada la que nos impide dormir, el convencimiento de que en cada parpadeo el universo se desplaza unos milímetros más y que en ese pliegue puede estar aquello que buscamos sin saber siquiera su nombre, sin tener la más remota idea de lo que es ni dónde buscarlo, pero sí la sensación de que nos falta.


Al primer libro de José Manuel Aguilera Estambul, Cuadernos nocturnos no se le puede definir con un género, limitar con una forma o explicar de manera sencilla. En esas páginas muy blancas leemos las palabras que el autor, desde la mesita de noche o en lo alto de un vuelo, ha decidido sacar de su mente, aquellas que no han encontrado su música en las canciones de La Barranca o en otro de los tantos proyectos en los que participa. La música, como él lo dice, es intangible, por lo que aunque la compres, la censures o las restrinjas es imposible de poseer. Las palabras, por otra parte, no flotan en el aire sino que se quedan guardadas, tatuadas en el cerebro o en la página y se puede volver a ellas siempre, incluso en el silencio o en la oscuridad.

De un espacio oscuro (como la noche) o místico (como Estambul), desde una apreciación subjetiva (tu noche y mi noche no son las mismas, igual que tu Estambul o mi Estambul) y muy cercano a la poesía, José Manuel habla del amor, de la música, la vida, la gente, Dios: de todas las ideas que durante el día no ocupan más de un segundo en nuestra mente pero que de noche pueden llevarnos a reflexiones interminables. La forma no es relevante: a veces parecen anécdotas, a veces poemas, otras, tweets. Lo cierto es que la brevedad de su contenido es tierra fértil para la imaginación, la reflexión y el deleite.

En ciertas noches es posible ver lo que quizás en otras vidas te tomaría años.

Las letras escritas por José Manuel Aguilera siempre se han distinguido por ser elaboradas, poéticas, con muchas referencias a la literatura y a otros personajes o instantes de la historia, el cine, la música. Leer Estambul (…) es como encontrar en la semilla en prosa de estas letras, de las ideas que tomaron otra forma. Aunque breve en su forma y extensión, el libro nos permite adentrarnos en una intimidad cálida, humorística, a veces hasta sarcástica. La verdad es que además de ser un excelente músico, José Manuel Aguilera ha acertado también en la palabra escrita, probando tener un talento que no sólo se limita a la guitarra.

Un solo se justifica si se toca como un animal en extinción.

Muy bien por este primer solo en papel, que cumple absolutamente su cometido. Espero que no sea el último libro de él que veamos publicado.

Ficha:
Estambul, cuadernos nocturnos
Autor: José Manuel Aguilera
Ilustraciones de Claudia Sánchez
Editorial Rhythm & Books
Colección: La letra con música entra

Comprar:
* Página oficial de La Barranca
* Gandhi

Los gatitos y el sol

Conforme nos hemos introducido en el invierno, el sol cada vez entra menos por las ventanas. Ahora son sólo unos cuantos puntos selectos en los que los gatitos pueden tomar su baño de sol. Beny empezó a tener el pelo tieso y un poco opaco, algo que nunca había sucedido, y me preguntaba si tendría algo que ver con una falta de vitaminas o qué sé yo. Le dije al Piantao que deberíamos llamar al veterinario, porque lo veía yo muy ñejito. Así quedó la cosa.

A mi no me gusta dejar salir a los gatos al balcón, porque los pájaros son muy cócoras y los cables están ahí, luego luego al alcance. Lo peor es que luego podrían saltar e irse, cosa que generaría mucho (mucho) drama. Así que siguiendo el tip de Edigator y una idea que ya traíamos en mente pero no quería concretar por lo visualmente poco atractivo que resultaba, cerramos el balcón con tela gallinera. Así es, el balcón se ha convertido en un… ¿gatillinero?
La noticia no pudo ser más feliz para los gatitos, porque el balcón es ciertamente el lugar donde más se concentra el sol a lo largo del día. Es un área pequeña pero creo que les gusta mucho. Beny (y todos) empezaron a tomar sus baños de sol, lo que inmediatamente repercutió en el pelo de Beny, dejándolo blanco y suave, como siempre había sido. Hasta a mí me dan ganas de salirme a tomar el sol, pero como la casa de enfrente sigue en construcción (grr) temo que los albañiles se burlen de mi bata de animal print fiucha. Así que con que salgan los gatitos me doy por bien servida.
He notado también que a veces salen a tomar el sol y luego de un rato se meten al cuarto todos tostaditos y se duermen en la cama (a la que no llega el sol). Luego salen a tomar el sol, regresan a la cama y así, como si se encontraran en un balneario alternando agua y sol.

Qué vida la de los gatos.

knit knit purl purl

Hace ya un buen rato, quizá unos dos años, que Beatriz me enseñó cómo tejer una bufanda. Inicialmente la quería hacer en esa cosa con ganchitos (telar?) donde supuestamente es más sencillo tejerla, pero cuando surgió la oportunidad de aprender a hacerlo con agujas como que se me hizo más reto y decidí entrarle. Entonces empecé a tejer mi primera bufanda por allá de… ni me acuerdo! y hasta la fecha no la había terminado. Pero ayer por fin le bajamos los puntos y le puse las tiritas de las orillas y tarán! Ya hasta la puedo usar.
Me obsesioné un poco y empecé a hacer la del Piantao, la tuve que desbaratar varias veces (not nice) pero ya por fin creo que voy bien encarrilada, será un poquitito más interesante que la mía (ya hago dos puntos diferentes en lugar de sólo uno) y además tengo otra en la fila, por lo que debo de ir a comprar un estambre que sea adecuado para el diseño. Ya hasta cuenta en Ravelry tengo. Espero poder aprender a tejer algo más que bufandas, me encantaría poder hacerme un chal :) y suetercitos para los gatos, aww. Nooo ya sé, una de esas colchas de cuadritos tejidos :O