Nota aparecida en el periódico El Norte, sección Vida!. Diciembre 10 de 2011.
Gracias a Issa por el tip.
La novela secreta del maestro Ramón
por Daniel de la Fuente
Los maestros van y vienen por las universidades y de muchos se desconoce quiénes fueron, qué anhelaban.
Ramón Martínez Sáenz dedicó décadas de su vida a la enseñanza de literatura en el Tec de Monterrey, por lo que forjó a generaciones. Por ello, su muerte la noche del 10 de junio, justo hace seis meses, por problemas cardiacos, fue sentida por alumnos y ex alumnos, quienes rodearon su féretro con arreglos en los que le despedían con el apodo que le gustaba: “El Perro”.
Antes de morir, en Facebook, la escritora, y también profesora del Tec, María de Alva abrió un apartado donde decenas le escribieron simpáticos y sentidos comentarios: desde los apodos que él ponía, su afición por el cigarro y el uso de lociones, las frases lapidarias durante sus clases y cómo nunca olvidaron el amor con el que les inculcó la pasión por “Pedro Páramo” y otros libros.
En el alud de recados durante su internamiento, pocos le advirtieron a Ramón, de 65 años, que lo esperaban para que hiciera realidad algo de lo que casi no se sabía: publicar la novela La Noche de Walpurgis.
EL MAESTRO
Nacido el 11 de julio de 1945 en Monterrey, Ramón fue hijo de una mujer que trabajó en la farmacia de la Clínica 6 del IMSS y de un padre ausente. La mujer se casó con el abogado Álvaro Reyes Aurrecoechea, hermano de Alfonso.
Marcela, su media hermana junto con Álvaro, lo describe como un pequeño formado por su abuela materna, encargada de la farmacia del Hospital Universitario. De tan rebelde, “Monchón” fue enviado a los 11 años a una escuela militar en Guadalajara.
Pensó en estudiar psicología, pero terminó en filosofía y letras en la Universidad de Nuevo León. Gran lector, trabajó en escuelas antes del Tec, donde destacó por sus clases de literatura mexicana. Este empleo fue alternado con el de encargado de bibliotecas en hospitales del Seguro Social.
El primer infarto le llegó el jueves de Semana Santa. Uno nuevo terminó con su vida poco antes de cumplir los 66 años.
Marcela, quien pocas veces escuchó a Ramón hablar de una novela en proceso, le leía en el hospital algunos de los 187 mensajes cariñosos que le escribieron en el apartado en Facebook que administró De Alva.
Él, en tanto, miraba a través de la ventana. No volvería.
En el interior del ataúd, los familiares le colocaron entre sus manos el libro que él dijo tenerle un aprecio incalculable: una edición de El Lugar Sin Límites. Pocos, sin embargo, hablaron en su despedida de La Noche de Walpurgis.
LA OBRA
La ex alumna y estudiante de doctorado Xitlally Rivero, quien revisó la novela por encargo de familiares de Ramón, explicó que es una integración estética de lo que se le conoció como profesor.
“En ella confluyen sus conocimientos y análisis de la literatura mexicana; Juan Rulfo, Ignacio Manuel Altamirano, José Emilio Pacheco, Inés Arredondo, su María Luisa Puga, Cristina Rivera, David Toscana”.
El libro es, dice, en cierto modo, una novela de la literatura mexicana contemporánea desde una visión norestense, en la cual a lo largo de sus 143 cuartillas confluyen tres generaciones de la familia regiomontana.
“A veces cada línea va por cuenta propia, a veces se cruzan o se superponen, siguiendo ese viejo consejo de las historias subterráneas que caracterizan a muchas de las grandes obras de la literatura universal.
“Lo mismo encontramos a los personajes en una hacienda, que en un hotel de lujo o en un burdel de poca monta. Lo mismo asistimos a principios del siglo pasado que a este siglo 21. Pero más que este entramado, lo que salta es el estilo y tono con que Ramón supo caracterizar a cada tiempo”.
De esta manera, explica, a quien se le encontrara leyendo un fragmento de la primera generación bien podría pensar que está frente a una novela de la Revolución. Cuando se asoman los personajes de la segunda generación, ahí están ese tono realista y esas reflexiones sobre la cultura.
“Y si nos encuentran en las aventuras de la tercera generación, no habrá quien dude que leemos una novela mexicana escrita en los últimos años: por su temática, por su lenguaje, por los diferentes puntos de vista ya de uno u otro personaje, por los juegos a veces claros, otros no tanto, con la trama, por historias que se dibujan apenas y dejan al lector con esa sensación de que no se conoce bien lo que está pasando, lo que pasó antes del tiempo narrado, lo que pasará después”.
En la novela, cuyo título alude al de la noche de brujas en Europa Central, están hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales, tanto de Monterrey como los que llegan por diferentes causas.
Xitlally agrega que la novela de Ramón deja deudas: en los pies de página y en las últimas cuartillas promete más novelas.
La novela está concluida y la familia aún no decide cómo podría ser su publicación.