la comadre

El siguiente post está escrito por una persona verdaderamente loca y afectada, o sea yo. En serio, si no quieren escandalizarse por mis niveles de aprehensividad y fanatismo hacia los gatos, no sigan leyendo.

Pues resulta que Motiti, quien yo pensaba que estaba embarazada, no está embarazada… ¡es mamá! y hoy lo descubrí de una forma bastante… inesperada.
Resulta que yo alimento a esta nena desde hace como tres semanas… sigue siendo desconfiada, pero al menos mientras come me deja acariciarla. Hoy casi, por poquito la encierro en la lavandería. No estaba muy segura de hacerlo, pero como yo pensaba que estaba embarazada (porque tenía los pezones inflamados) creía que lo mejor para ella es que la llevara al veterinario y la revisaran y todo eso. Además, como se lleva muy bien con Mao y Beny, pensé que seríamos una linda familia los cuatro.

Exhibit A: Aquí los nenes cotorreando agustito.

Total que en mi intento por encerrarla se escapó en último momento y qué bueno… porque una hora después, mientras lavaba los platos, escuché maulliditos afuera de la casa… y que salgo… y que me encuentro a la nena rodeada de cuatro hermosas bolas de pelos. Se me cayó la quijada de sorpresa, me puse estúpidamente feliz y corrí a traer kilos de comida, leche, agua, juguetes… no me puse a tejer chambritas nomás porque todavía ni las bufandas me salen, pero casi.
Lo interesante es que me trajo a los nenes inmediatamente después de que intenté encerrarla… yo entendí su gesto como un “wey, soy así porque tengo bebés que alimentar”. Ya sé que estoy loca, pero eso se los advertí al principio. Mientras yo la miraba y me tapaba la boca de la emoción, ella me miraba fijamente… con sus ojazos… sentí totalmente su confianza, su gran gran gran gesto de confianza, mira que traerme a sus crías… Se instalaron dentro de un cuartito de servicio que está afuera del depa, al que espero nadie del edificio tenga interés en bajar.


Son cuatro nenes: tres son taby (color Mao) con blanco, y uno es completamente taby en color Mao. Antes de que pudiera advertirme a mí misma “no te vayas a encariñar con ellos” ya estaba perdidamente enamorada de los cuatro. Y cómo no hacerlo, si están hermosos.


Este me bufó después de la foto. Me bufaba y me bufaba y yo, pobrecito, pero me reía. Son tan simpáticos.

Entonces me fui con mis papás muy feliz a contarles la historia. Mi mamá pidió verlos y a mí se me hizo de lo más natural mostrarle a mis nuevos hijitos. Los vimos unos cinco minutos y luego nos fuimos. Para cuando regresé ya no estaban. Casi me pongo a llorar, pero claro: cómo se me ocurre llevar visitas cuando todavía no era tiempo. Nunca me pasó por la cabeza. Los encontré en el edificio de al lado, del otro lado de una reja que no puedo cruzar. Le dije a Motiti que me disculpara, que no volvería a traicionar su confianza. Me puse muy muy triste, estaba tan emocionada por los gatitos y no los había tenido un un día.
Salí a visitar a una amiga y regresé hace un par de horas y sorpresa, estaban de vuelta en el cuartito :) Yo les había dejado un plato con atún, leche, agua, una toalla para que se acuesten… parece que aceptaron mis disculpas. Ahora sólo espero que sigan ahí mañana… Motiti es muy buena madre, la he visto lavarlos, amamantarlos, y los protege mucho. La verdad es que el instinto materno está cabrón, con todo y que la nena esta super pequeñita tiene unos gatos hermosos y aparentemente saludables, y además de todo los trajo conmigo… me da tanto gusto que haya aceptado ser mi comadre :D


Mi comadrita, y uno de sus nenes queriendo salirse del cuartito

status: busy

Aunque las cosas de la escuela hayan prácticamente terminado, no dejo de tener ocupaciones por todos lados. Hombre, mi pintarrón está más lleno de pendientes que cuando estaba en la escuela. Me jacté por muy poco tiempo de poder cambiar mi status de messenger de “busy” a “available”: ya regresé al marquito rojo, hasta puse mejor una imagen que combinara con el tono. Y como consecuencia lógica, se me va la inspiración para el blog y cualquier otro proyecto creativo y divertido, como las cinco mil coreografías que tengo que bailar el viernes y estoy en friega ensayando.
En fin, algún día terminaré todo esto. Y cuando termine seré feliz, y por fin completaré mi lectura de Neuromancer. Oh sí.

En otras cosas, Motiti (como he decido nombrar a la gatita que ronda mi depa) sigue viniendo a comer. Ya hasta le puse un platito afuera para ella, pero sigue sin dejarse tocar. Yo le voy tomando cariño; espero que algún día me acepte y me perdone por haberle jalado la cola (en mi desesperación por alcanzarla). Pero es que es tan bella…


Come muy cerca de mí, como a 20 centímetros, pero no quiere comer de mi mano y debo estarme muy quietecita para que no se vaya. Lo lindo es que, en cuanto me ve aparecer en la puerta y chistarle, me maulla y se acerca porque sabe que hay comida. No importa que haya quien piense que es puro interés del gato, yo le agradezco su gesto de confianza y que me permita alimentarla y contemplar lo bonita que es :)

Atenta carta a la fábrica de gatitos

Estimado señor don dueño de la fábrica de gatitos:

Yo soy una clienta frecuente de sus productos. De hecho en este momento de mi vida, soy la feliz poseedora de tres gatitos, aunque uno no se encuentre viviendo conmigo en este instante. Mi hermana también es clienta de usted, tiene una gatita cachetoncilla y gris que se llama Sharon. Mi gato más grande tiene ya 12 años, así que además de ser clienta, soy de las clientas experimentadas.
Pero tengo una queja. Los otros dos gatitos que tengo están defectuosos: uno tiene la cola chueca y el corazón demasiado grande, el otro es caso grave. Del primero, Mao, no puedo quejarme, pues ese “defecto” de tener la cola chueca hace que lo distinga en cualquier lado (y que además parezca un carrito chocón que ronronea) y el tener el corazón grande lo hace ser cariñoso para con todos y amoroso conmigo como ningún otro gato lo ha sido. Pero Beny, el otro gato, es francamente difícil de entender.
Verá, Beny, además de ser sordo, tiene unas costumbres muy extrañas. Su personalidad es como de autista: nunca ronronea, no le gusta que lo acaricien (excepto cuando está tan modorro que ni cuenta se da), es rarísimo verlo jugar como los otros gatos. De hecho cuando llegó con el pajarito que cazó fue una gran sorpresa, o el otro día que lo vi subir un metro arriba del árbol: casi lloro de felicidad de ver que mi gato se está conviertiendo en… un gato. El asunto es que claramente tiene problemas de desarrollo intelectual, o no sé cómo llamar a estas peculiaridades. Digamos que es un gato un poco tontillo, despistado, torpe. No sabe caer con gracia y es el único gato que yo conozco al que puedes hacer que se vaya de espaldas mientras mira algo que se mueve arriba de su cabeza.
Pero nada de esto es grave, al menos no tanto como su fascinación por gritar en las madrugadas. Podría decir que de los casi siete meses que llevamos viviendo juntos, sólo dos de ellos he podido dormir “de corrido”. Le dan temporadas en las que gusta de despertarme a horas inhumanas, digamos, cuatro, cinco, seis, siete de la mañana. Y así como vienen esas etapas se van, y transcurre una semana sin que me despierte, luego se pone de malas y volvemos a las serenatas. El problema es que no sé de qué dependa, o a qué responden estos episodios de odio materno. Por ejemplo, ahora lleva como una semana de despertarme entre las 4 y las 6, justo el fin de semana en que me tocó trabajar en el seminario. Cabe mencionar que además de los espantosos gritos y ruidos que hace, gusta de rascar mis sillones de piel. Los descansabrazos están llenos de escamitas que hace un par de semanas no estaban ahí, pareciera que está poseído en esos arranques de afilarse las uñas donde no debe.
En fin, yo quisiera saber si es posible cambiarle la programación. O preguntarle si acaso tendrá por ahí en la fábrica otro cerebrito que le pueda poner a Beny: a mi no me incomoda que siga siendo sordo y no atienda a mis regaños ni escuche las croquetas cuando caen al platito (aunque eso es más bien triste), lo que yo quiero es que sea como un gato común y corriente, que ronronee y no me grite en las madrugadas. Sobre todo que no me grite en las madrugadas. De verdad ya no sé qué hacer. Hoy al menos empezó a las 7, pero con eso de que me dormí a las 3 no fue nada ameno.
Dejo esta misiva a su amable consideración. Ojalá pudiera sugerirme algo, pero mientras tanto, compraré tapones para los oídos.
Cordialmente,
Una madre desvelada.

Feliz cumpleaños, Beny

En su cumpleaños, Beny tuvo quequitos de vainilla con betún de colores que compartió con sus abuelitos, su tío feo y el Piantao. Además tuvo una sesión de spa (baño, secado con aire caliente y cepillada), tomó el sol toda la mañana en el exterior, comió atún en agua y durmió el resto del día. Nada mal para estar cumpliendo su primer añito de vida.
Feliz cumpleaños Beny. Te queremos aunque seas bien autista :)

CATURDAY!

Aunque en este blog, todos los días son Caturdays :D

El otro día Mao insistió en sentarse conmigo. Yo tenía mucho trabajo, así que sólo me recorrí un poco hacia adelante en la silla, y seguí trabajando. Minutos después me puse de pie, y esto fue lo que encontré:






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En esta posición aparentemente *tan* incómoda, Mao estaba profundamente dormido y medio abrió los ojillos cuando me paré. Me sorprende la flexibilidad (y necedad) gatuna… awww lo amo :)

los gatitos y el desmadre

El otro día me levanté muy adormilada (cuándo no) a abrir el ventanal para que salieran los gatitos. Cuando duermo con la puerta cerrada (y ellos afuera) hacen un desmadre… como diciendo “¿ah, no nos dejas dormir contigo? pues toma”. La bronca es que con ellos adentro del cuarto, ya sé que se despiertan a las 6 y etc. etc. etc. Así que ese día durmieron afuera. Como siempre que sucede así, salgo del cuarto a enfrentarme a la zona de desastre: los cojines de la sala por todos lados, las servilletas mordisqueadas por un vampirito felino, los juguetes regados por doquier, el mantel de la mesa jalado…
Total que el otro día, entre el caos, vi una pelota que no reconocí. Pensé “mira, esa pelota anaranjada no la conozco” pero en mi modorra no le pensé más al respecto. Media hora después que regresé a recoger el desmadre, me di cuenta de que era una mandarina, de las que tengo en el frutero… arriba de la mesa del comedor. Yo me pregunto, ¿a cuál de los dos pinches gatos se le ocurrió agarrar una mandarina para jugar, y cómo diablos la bajaron si la fruta está más o menos grande y pesada? ¿cómo demonios terminó en la sala? Estos gatos cada día me sorprenden más.