magenta by magenta

Helo aquí: el post más egocéntrico del mundo. Pero antes, unas cuantas aclaraciones.
1. Las fotos fueron elegidas sólo para mostrar el color del cabello. Si casualmente me veo bien, es eso, mera coincidencia :P
2. (Casi) Todas las personas alrededor fueron recortadas para mantener su privacidad y no mostrar la clase de gentuza con la que se juntan (jeejeje)
3. No borré mi cara porque… pos porque qué hueva. Ya sé que eso de la paranoia a veces me afecta, pero con tanto chingado facebook, myspace, fotolog y todas las personas en todos los rincones del mundo (ajam) taggeando fotos mías, pos ya qué le hago.

Ahora, sin más preámbulos, el post más egocéntrico que también resultó ser el post más largo (creo).

Nos remontaremos (ejem) al año de 2001, cuando Magentita era proto-magenta, una feliz estudiante de letras. Un dizque-novio feo que tuvo le tomó esta foto:
2001Pero la historia no comienza ahí, sino en 1996, cuando un día, después de romper el cristal que protegía a la mesa del comedor, fui a la estética a que me hicieran mis primeras mechas moradas. Después de eso tuve mechas de todos colores: verdes, moradas, azules, etc. Pero esta es la foto más antigua que encontré. Cuando me hice esas primeras mechas en el 96, un dizque-novio que me duró una semana me regañó así: “si Dios hubiera querido que tuviéramos el pelo de colores, pues, ¡lo tendríamos de esos colores!”. A lo que yo respondí: “si Dios no hubiera querido que el hombre se tiñera el pelo de colores, no nos hubiera dado esa maravillosa gama de eléctricos colores que ves en la naturaleza Y no hubiera permitido que se inventara el tinte”. Está de más explicar por qué lo aguanté sólo una semana. Pero bueno, el punto es que mi adicción al tinte empezó cuando yo apenas comenzaba la prepa.
Recuerdo que esas mechas me las decoloré en una estética en plaza la silla, donde por supuesto, no sabían hacer ese trabajo y mi cabello se partía (cuando me peinaron se rompía en pedazos) por eso se ve poquito rojo. jajaja.

Bueno, después de eso daremos un salto a 2002.

2002

A la izquierda, tenemos a proto-magenta en algún punto del primer cuatrimestre del año. Seguía con mis mechitas rojas y el resto del cabello negro. La foto de en medio es de cuando recién llegué a Madrid, donde una de las primeras cosas que hice fue correr a una estética (que resultó estar en la planta baja del mercado de fuencarral) y pedir más rojito en mi cabello. La chica que no se ve a mi lado, es mi amiga la de Roma, justo el día en que la conocí (hay una linda y tierna historia que quizá cuente luego). Ahí estábamos en el Dark Hole de Madrid. La tercera foto es ya a finales de año, cuando ya tenía toda la parte superior del cabello teñida de rojo. A mi lado hay un chico que… mejor luego les cuento ;) esta historia tiene un inicio feliz pero un final triste. Estábamos afuera del 666 en Madrid. (¡No puedo evitarlo, pienso en hipertexto!).

Pero mejor vayamos a 2003

2003

En la primera foto sigo en Madrid, pero el cabello se ve medio rojo quemado porque estaba muy caro el retoque, jajaja. Peero, una vez que aprendí la maña, pude amaestrar a algunas chicas de la estética para que me tiñeran el cabello (costumbre que todavía poseo, ya que mis caprichos nadie sabe hacerlos), por lo que la segunda foto, que es del día de mi cumpleaños en julio de ese año (¡y de todos hasta ahora! jaja) se ve tan rojo. Sigo teniendo de rojo la mayor parte del cabello, la parte de abajo del cabello es color negro. La tercera foto es en diciembre, en la boda de mi amiguis del alma, y ese fue un good hair day! No se alcanza a ver el peinado, pero se veía bien chido :P

Ahora vayamos al triste 2004

2004

Ese fue el año en que me gradué de la carrera y tuve que empezar a trabajar en esa prepa intolerante de satán. Al principio todo iba bien, estaba pinchando en el café iguana desde octubre, y duré hasta abril pero mi cabello duró hasta junio. Puse dos fotos de principio de año porque creo que había más que lucir que en la tercera imagen, en que ya tengo todo el cabello completamente negro. No les puedo explicar la depresión. Cuando fui a la estética a que me lo pintaran, le dije a la chava (con voz así de sepulcro): píntamelo de negro… y ella, escandalizada como estaba, me mostró la carpeta con los tonos… y elegí el negro no. 1. Neta, se me salieron las lagrimitas cuando vi todo ese rojo desaparecer, con todo y lo que me gusta el color negro. Pero durante ese tiempo que duré con el cabello negro, me consolaba escuchando esa rola de Type O Negative, Black No. 1. Pero qué sexy hombre… En fin. Triste, triste.

Lo bueno es que en 2005 volvió el color a mi vida.

2005

A principios de año seguí teniendo el cabello negro (como pueden observar en la prueba A), esa foto es del bautizo del hijo de mi amiguis (la misma de la boda mencionada arriba) y bueno, laaaargo tenía yo el cabello. Apenas llegó mayo (y las vacaciones de prepa) corrí a mi estética más cercana a pintarme el cabello de la nuca de… ¡magenta!. El verano fue feliz, al menos tenía algo mío a lo cual podía aferrarme, luego de tener que estar fingiendo en el trabajo ser alguien que no era. Volvimos a clase, y yo me hacía trenza ese cabello de color, y lo escondía debajo de la blusa, jejejeje. En diciembre el Hado habló, y dejé de trabajar en la intolerancia. Al siguiente día de que me despidieron injustificadamente, corrí a a la estética y me pinté el fleco. Ahora había más magentita en mi cabeza :)

Llega entonces el glorioso 2006.

2006

Ese año trajo muchas cosas chidas. Muchas. Pero bueno, a principios de año traía color en dos partes del cabello, la parte de abajo algún tiempo fue morada, etc. pero digamos que más o menos así se mantuvo la cosa. Hasta el día de mi cumpleaños :D
Justo ese día, en que iba a ser mi fiesta, fui a teñirme todo el cabello. Le dije a la chava: decolóramelo TODO. Después de desmayarse tres veces y de ver cuánto decolorante tenía, a ver si le alcanzaba, aceptó. Como la chava/señora era media bastantita tosca, ese día sufrí lo que nunca. Imagínense tener todo el cuero cabelludo sensible, el pelo larguísimo y enredado sin posibilidad de desenredo (está todo güero barbie) y la chava intentando peinarme el tinte. Yo lloré, y es neta. O sea, se me salieron las lagrimitas de los jalones brutos que me estaba poniendo sobre lo ya lastimado del cuero cabelludo. Tortura china. Pero bueno, ese mismo día me pintó el pelo, me lo peinó, y las primeras dos fotos de abajo muestran el glorioso resultado :)

2006

La última foto es del 27 de diciembre de 2006. Creo que es lo más largo que he tenido el cabello en mi vida. El siguiente año, 2007, también fue un año muy chido, que al final trajo un cambio fuerte a mi cabello.

2007

Durante casi todo el año mantuve el mismo largo/color, lo despuntaba un poco a veces, pero nada así muy radical. Pero fue a finales de año, y lo había contado antes, cuando pasó un desmadre en mi cabello que bueno, lo dejó chido.

2008Y finalmente, eso nos lleva a… tan ta ráaaaaaan 2008! Esta foto de la izquierda es de enero (en la fiesta de d) cuando ya traía mi corte ese y algunas mechitas moradas. Fue lindo, pero luego de que creció se hizo un desmadre, nadie le atinaba bien al corte, durante un tiempo tuve escalones en vez de capas. Cosas así.
Hasta que vi ese anuncio en la rocka y dije, por qué no. Y me lancé a una estética en cumbres. Antes hice cita (la morra parece que te está regañando cuando contesta el teléfono) y la neta le dudé un chorro, pero pos bueno, no tenía nada que perder (sólo el cabello, jaja). Pero al final, ella y su perro chihuahua me cayeron chido. El cabello me lo corté hace como un mes… y la neta, es el corte más radical que he tenido desde… uts. Desde que estaba en primaria y tenía el cabello corto, yo creo.

2008

Lo chido del corte es que ¡es un corte! No me siento tan dull (siempre de cabello lacio, y aparte no me sé hacer peinados), es fácil de acomodar (un poquito de plancha y de cera hacen maravillas), o puedo simplemente no ponerme nada y como quiera se ve movidón. Mi cabello rockea bien machín, como diría el zombigamer. Lo chido es que también puedo hacer que se vea corto, como en la foto de Lola que está acá abajo ;)

2008

Me hago una trenza en la nuca y según la Gutiérrez parezco Ranma. Y sí, jajajaja. Y se me hace raro verme con el cabello corto, porque tenía al menos… pfff, ni puedo hacer las cuentas, pero de perdido unos 15-16 años que no lo tenía así de corto (¡así de vieja estoy!), y me gusta, me siento más ligera, más movida… mis cambios en el cabello la mayor parte de las veces obedecen a cambios en mi vida.
Durante dos años mi cabello fue “el mismo”, por decirlo de alguna manera, que corresponden (sin casualidad) a una etapa muy hermosa en mi vida que acabo de cerrar. Y ese closure necesitaba algo, algo que fuera como un duelo pero no necesariamente triste. Creo que mi amiga D (la más sabia entre las sabias) tenía razón cuando dijo que era mi no-hacer, que aunque para muchos sólo significa un cambio de look, para mí tiene un significado más profundo. Ya sé que ya chole con lo mismo, pero es que verdaderamente hay gente que no entiende que para mí va más allá de un statement, o de que me quedé atascada en la adolescencia. Mientras buscaba estas fotos (y vaya que a este post le he dedicado de perdido unas dos-tres horas) me daba cuenta de los cambios que ha tenido mi vida, de cómo he cambiado yo y por qué, de los pozos a los que he entrado y de los que he salido, de la gente a mi lado. En pocas palabras, me di cuenta de que yo reflejaba en mi exterior la felicidad o la tristeza.
Dicho de otro modo: que la vida misma tiñe sus humores en mi cabello :)

el post más egocéntrico de la historia

…que también puede ser llamado “lo que da sentido a este blog, o al menos al seudónimo de su autora” acompañado por 27 imágenes de la misma, particularmente seleccionadas para este fin. En otras palabras, estoy construyendo el legendario post donde hablo acerca de mis múltiples cambios capilares: el delirio de mis stalkers, la satisfacción de los metiches, el escándalo de los discretos. Próximamente, por el browser de su preferencia.

Istanbul’u Dinliyorum

En una estación del tram, había una banca con un poema.
Una banca en Istanbul
Por el título supuse que era un poema a la ciudad, lo que se me hizo bien chido.
Una banca en Istanbul
Me entristeció no saber turco (por enésima vez) pero claro, en ese momento no pensé en la magia de google. Resulta que es un poema de Orhan Veli Kanik. Transcribo la versión original en turco, y la traducción al inglés.

İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı
Önce hafiften bir rüzgar esiyor;
Yavaş yavaş sallanıyor
Yapraklar, ağaçlarda;
Uzaklarda, çok uzaklarda,
Sucuların hiç durmayan çıngırakları
İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı.

İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı;
Kuşlar geçiyor, derken;
Yükseklerden, sürü sürü, çığlık çığlık.
Ağlar çekiliyor dalyanlarda;
Bir kadının suya değiyor ayakları;
İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı.

İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı;
Serin serin Kapalıçarşı
Cıvıl cıvıl Mahmutpaşa
Güvercin dolu avlular
Çekiç sesleri geliyor doklardan
Güzelim bahar rüzgarında ter kokuları;
İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı.

İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı;
Başımda eski alemlerin sarhoşluğu
Loş kayıkhanelerıyle bir yalı;
Dinmiş lodosların uğultusu içinde
İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı.

İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı;
Bir yosma geciyor kaldırımdan;
Küfürler, şarkılar, türküler, laf atmalar.
Bir şey düşüyor elinden yere;
Bir gül olmalı;
İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı.

İstanbul’u dinliyorum, gözlerim kapalı;
Bir kuş çırpınıyor eteklerinde;
Alnın sıcak mı, değil mi, biliyorum;
Dudakların ıslak mı, değil mi, biliyorum;
Beyaz bir ay doğuyor fıstıkların arkasından
Kalbinin vuruşundan anlıyorum;
İstanbul’u dinliyorum.

Traducción al inglés:

I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed:
At first there is a gentle breeze
And the leaves on the trees
Softly sway;
Out there, far away,
The bells of water-carriers unceasingly ring;
I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.

I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed;
Then suddenly birds fly by,
Flocks of birds, high up, with a hue and cry,
While the nets are drawn in the fishing grounds
And a woman’s feet begin to dabble in the water.
I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.

I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.
The Grand Bazaar’s serene and cool,
An uproar at the hub of the Market,
Mosque yards are full of pigeons.
While hammers bang and clang at the docks
Spirng winds bear the smell of sweat;
I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.

I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed;
Still giddy from the revelries of the past,
A seaside mansion with dingy boathouses is fast asleep.
Amid the din and drone of southern winds, reposed,
I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.

I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.
A pretty girl walks by on the sidewalk:
Four-letter words, whistles and songs, rude remarks;
Something falls out of her hand –
It is a rose, I guess.
I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.

I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.
A bird flutters round your skirt;
On your brow, is there sweet? Or not ? I know.
Are your lips wet? Or not? I know.
A silver moon rises beyond the pine trees:
I can sense it all in your heart’s throbbing.
I am listening to Istanbul, intent, my eyes closed.

Fuente.

y no lo voy a dejar

El otro día mi compañera de oficina empezó a cantar “estoooy acostada a media caaalleee” y yo le dije no maaaaaanches, tenía siglos de no pensar en esa canción!! Recuerdo que es de cuando yo estaba como en… quinto, sexto de primaria, no sé. Fui a ver “Zapatos Viejos” al cine… ¡AL CINE! uuuuuu ya llovió y todo lo demás. Me acompañó mi amiga Azalea. Me acordé también de que yo compraba la revista de Gloria Trevi, bueno, llegué a comprar unos tres o cuatro ejemplares en el Gigante que estaba sobre Ruiz Cortinez, cuando vivía en Mitras Centro (o sea que tenía como 8-9 años). Poco después, la directora del colegio me las confiscó y jamás en la vida las volví a ver.
Pero “Acostada a media calle” era una canción que mis dos vecinas y yo cantábamos (acostadas a media calle) en esas maravillosas tardes de verano, luego de sácate la grabadora y los casets de la Trevi. A mi me gustaba bailar “Carcajada” y ellas preferían las de Magneto, pero a mi esos tipos jamás me gustaron. También escuchábamos a Caló (ah, porque yo tenía todos los casets) y en algún momento a Los Fantasmas del Caribe (eh, esto debío haber ido en Post Secret). Pero “Acostada a media calle” no manches, del meritito fondo del baúl salió.
Y para todos los que crecimos en los noventas y nos gustaba Gloria Trevi, un recuerdito.

edgar (no es el que se cae)

Cuando estaba en secundaria tenía un compañero que se llamaba Edgar. Recuerdo que durante algún momento durante segundo de secundaria (¿o era tercero?) anduvimos quedando… sí, creo que fue como un mes de coqueteo que luego a la mera hora ni se concretó ni nada. Creo que éramos muy diferentes. Hablábamos muy seguido por teléfono: él me llamaba unas horas antes de entrar a la escuela (toda mi secundaria la hice en turno vespertino) y platicábamos cualquier tontería, y de pasada sobre si hubo tarea o no. Nunca le hice la tarea, que quede claro (sólo hacía tareas de los de sexto en primaria, cuando estaba en quinto, y les cobraba) pero hablábamos de música, de chismes, no sé, ya ni me acuerdo. Tenía los ojos verdes. Recuerdo una ocasión en particular en la que me la pasaba diciéndole que era un inmaduro. Muy tranquilo él me dijo “bueno hazme un letrero”. Le hice un letreo que decía “soy un inmaduro”; recuerdo que para hacerlo le dediqué un ratito de mi tarde, le puse cordoncito y todo el pex. Al siguiente día llegué y se lo colgué. Y se lo dejó TODO el día. Yo me moría de la pena (mía y ajena) porque a todos los maestros les decía que yo se lo había hecho. Ya no sabía que hacer para que se lo quitara, jaja, qué tonterías.
Pues bueno. El otro día me lo encontré en los tacos. Lo vi a tres mesas de distancia, sentado con una chava que aparentemente era su novia. Era el mismísimo gesto, los mismos ojos. Pero no estaba completamente segura de que fuera (digo, nomás han pasado como diez años desde la última vez que lo vi). En algún momento de la cena él me miró, pero estoy completamente segura de que no me reconoció (ahora uso gafas de pasta, y el cabello de un color nada parecido al de origen). Toda la noche estuve con la cosa de ir a preguntarle si era o nomás se parecía, pero ya cuando el Piantado y yo nos íbamos, pues me dio pena y ya no le dije nada. Y me fui.

recuerdos de suéteres

Mi hermano trae puesto en este momento un suéter que compré en Madrid cuando apenas tenía una semana de vivir ahí. Lo compré en una tienda que estaba cerca de mi departamento, una vez que íbamos rumbo a casa de Rafa. Yo tenía antojo de un suéter abierto, de zípper, y lo vi en una tienditita ahí en la avenida Alcalá. Creo que me costó como 12 euros. Diana criticó la impulsividad de mi compra, recuerdo. Me lo amarré a la cintura, pero cuando salimos de casa de Rafa hacía frío, y el sueter me venía de maravilla. Entonces le dije ingenuamente a Diana “¿ves que fue buena idea comprar el suéter?” a lo que ella respondió arqueando la ceja, jaja. El suéter se fue agrandando con el paso del tiempo, y por eso empezó a usarlo mi hermana, pero luego se hizo más grande todavía y ahora lo usa mi hermano. Y le encanta.

Recuerdo también que cuando recién nos mudamos al departamento ese de Madrid, yo salí de compras. Quería sábanas azules para mi cama y una toalla negra. Compré unas sábanas celestes, una toalla roja grande y una mediana en color negro. Compré otras cosas también para la casa, en esas tiendas de todo a un euro. Traía muchas bolsas, y atado a la cintura tenía un sueter precioso, nuevo, color violeta, de ese estambre como peludito, suavecito. Cuando llegué a la casa, el suéter había desaparecido. Seguramente lo tiré en el camino.

Cuando estaba en el kínder, yo iba a mi colegio en transporte escolar. Había una niña llamada Dalila que siempre me hacía la vida imposible, y entre tantas cosas que hacía para molestarme, había una que era su favorita: tirar mi suéter por la ventana del transporte. Yo era pequeña e indefensa, y ella era una gordototota que gustaba de escupir, morderme los brazos hasta pintarme sus dientes en morado y empujar a las otras niñas. Entonces Gloria (la señora del transporte) le daba a mi mamá los suéteres que otras niñas olvidaban en el transporte, como reposición del suéter que Dalila tiraba por la ventana. Y hace relativamente poco, bueno, unos tres años quizá, mi tía Sara me regaló (o encontró quién sabe dónde) mi suéter del kinder. Es pequeñito, pequeñito, como si fuera un suéter para un muñeco de peluche. Y ahora ocupa su lugar permanente en mi clóset.

Hace un par de años, compré un suéter en uno de esos días de shopping desaforado. Me quedaba un poco grande, pero tenía dos cierres como de zapato en la parte del cuello, y me recordaba muchísimo al suéter que Rogue, el vocalista de The Crüxshadows (una de mis bandas favoritas), traía puesto cuando los trajimos a Monterrey :) Así que de todos modos lo compré, lo usé mucho pero con el tiempo fue cediendo un poco… y un día de diciembre, un Piantado al que yo recién conocía tenía frío. O yo tenía frío porque él andaba sin suéter. Y le presté mi “suéter de Rogue” como yo le llamaba. Y le quedaba tan bien… y se veía tan guapo, que decidí regalárselo. Acción rara de mi parte, pues yo tengo un gran GRAN apego con las cosas que me gustan mucho o tienen mucho valor emocional para mí, y además de todo, tenía poco de conocerlo. Pero pasó el tiempo y me dio la razón.

Y no, no es que tenga frío. O bueno, quizá un poquito.